Dumbledore había muerto.
Esas tres palabras se repetían intentando penetrar en
la cabeza de todos. El canto del fénix los
había sumido en un estado de trance, en donde todos experimentaban un
profundo dolor.
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Ese año había sido una pesadilla de principio a fin.
Snape había conseguido su más anhelado sueño, la cátedra de DCAO. Resultó que
Slughorn era profesor de pociones, además de que trató de atraer a Harry, Sam,
Hermione y Ginny a una especie de grupo al que llamaban Club de las Eminencias. Las clases de Harry con Dumbledore, más que
clases resultaron ser sesiones de información acerca de la vida de Voldemort,
información que, según Dumbledore, lo ayudaría a sobrevivir. Para complicar las
cosas, en todas las clases les exigían que los hechizos fueran “no verbales”,
por lo que se lo estaban pasando muy duro. Hermione progresaba rápidamente en
ese aspecto, en cuanto a Sam ese método parecía haber sido hecho para ella, exprofeso.
En las clases de pociones a Harry le iba muy bien por
primera vez, gracias a que Slughorn le había dado un libro, el primer día de
clases, que tenía una serie de indicaciones que hacían que sus pociones
quedaran perfectas, esta ventaja la aprovechó también Sam, ya que su hermano
podía transmitirle mentalmente las indicaciones, mientras que Ron no lograba
entender la letra de su autor y en cuanto a Hermione estaba muy molesta porque
decía que hacían trampa. El libro de pociones tenía escrito que pertenecía a
alguien que se autodenominaba Príncipe
Mestizo, así que los chicos llamaban al texto el libro del príncipe. Gracias a éste, Harry se hizo acreedor de
una botella de Felix Felicis (suerte
líquida) como premio por una poción muy bien realizada.
Aunque el correo y la entrada de cosas al castillo
estaban siendo vigilados cuidadosamente, hubo un ataque, relativamente fallido.
Un collar de ópalos, maldito casi mata a Katie Bell.
Harry había emprendido una cruzada para averiguar qué
era lo que se traía Draco entre manos, pero no había logrado averiguar nada,
hasta que un día se le ocurrió reclutar a Kreacher para que siguiera a Malfoy y
le presentara informes acerca de lo que éste hacía. A ésta tarea se unió Dobby,
quien al final, fue quien le proporcionó a Harry información relativamente
útil, al decirle que Malfoy desaparecía en la sala de los menesteres, pero que
no sabía que hacía ahí.
Malfoy, por su parte, parecía enfermo, fuera lo que
fuera, que estaba tramando parecía no estarle saliendo muy bien. Sin embargo,
no perdía oportunidad de acorralar a Sam cada vez que podía, siempre con el
mismo resultado y con diferentes consecuencias para él, si no lo hechizaba Sam,
lo hacía invariablemente algún miembro del antiguo ED, así como varios
puñetazos cortesía de Harry.
Pero los enredos amorosos, se extendían a todos los
chicos. Ron había comenzado una extraña relación con Lavender, después de ganar
el primer partido de Quidditch, ésta consistía en estar besándose la mayor
parte del tiempo. Hermione por su parte estaba sufriendo mucho por esto, ya que
evidentemente la chica estaba enamorada de Ron. Ginny y Sam competían por la
atención de los chicos del colegio que se habían lanzado a una cacería
desenfrenada de las chicas, para consternación de Harry. Pero aparte de la
preocupación por su hermana Harry había comenzado a experimentar sentimientos
confusos con respecto a Ginny, comenzó cuando encontró a la pelirroja besándose
con Dean Thomas, Ron se puso furioso y Harry tuvo que detenerlo para que no
hiciera daño a Ginny, pero él mismo sentía como si un monstruo hubiera
despertado dentro de él. Al principio lo atribuyó a que quería a Ginny como si
fuera su hermana, al cabo era la hermanita pequeña de su amigo. Pero luego tuvo
que aceptar que le gustaba mucho la chica. Lo habló con su hermana y ésta le
dijo que simplemente se lo dijera a Ginny y le pidiera salir con él. Harry miró
a su hermana como si hubiera perdido el juicio, ya que recordaba muy bien, cómo
se había puesto Ron cuando la habían encontrado con Dean.
En la fiesta de navidad de Slughorn, Draco fue
descubierto tratando de colarse en la fiesta y después de eso Snape se lo
llevó, ocasión que aprovechó Harry para seguirlos, de ese modo escuchó como
Snape le decía a Draco que le había prometido a su madre cuidarlo y ayudarlo, a
lo que el chico le contestó que no necesitaba de su ayuda. Esto desconcertó a
Harry ya que Draco siempre se había llevado muy bien con Snape. Casi al final
de la conversación escuchó que Snape le decía a Draco que le había hecho a su
madre un Juramento Inquebrantable. No
pudo enterarse de nada más. Al día siguiente se lo contó a los demás cuando se
iban de regreso a sus casas. Ron les explicó que el problema con un Juramento
Inquebrantable era que si lo rompías, morías. Pero después de esto los chicos
tuvieron que concordar con Harry en que Draco realmente tramaba algo.
Las vacaciones de navidad las pasaron de forma muy
parecida a las de verano. Aunque pasaban más tiempo en la casa de los Weasley,
ya que Sirius pasaba mucho tiempo haciendo trabajos para la Orden. Sam resintió
mucho la ausencia de Hermione, quien a causa de la relación de Ron con
Lavender, no se hablaba con éste, así que la chica se fue a pasar la navidad
con sus padres, rechazando la invitación de los Potter a quedarse con ellos
porque sabía que tendría que ver a Ron. El día de navidad después de abrir sus
regalos, bajaron a desayunar y encontraron que Sirius había salido muy temprano
y les dejó dicho que se verían en la noche en la casa de los Weasley, para
cenar.
Esa noche Sirius llegó acompañado de Lupin, los chicos
se sorprendieron al ver que éste estaba muy desmejorado. Lupin les contó que
había estado trabajando entre los de su especie tratando de convencerlos de no
unirse a Voldemort, pero que no estaba teniendo éxito. Ya que el que los
comandaba era Greyback el hombre lobo
que lo había mordido a él, y éste era especialmente salvaje.
También les contaron a Sirius, Lupin y el señor
Weasley lo que sospechaban de Malfoy y la conversación que Harry había
escuchado. Los adultos todos estuvieron de acuerdo en que si Snape le estaba
ofreciendo ayuda a Draco era porque seguramente Dumbledore así se lo había
ordenado. Harry se sintió frustrado, pero no insistió. Cuando el señor Weasley
se levantó, Harry y Sam aprovecharon para hablar con su padrino y Lupin acerca
del libro del príncipe, ya que a Harry se le había metido en la cabeza que el
libro podría haber pertenecido a su padre, más que todo porque en él había
encontrado un hechizo que su padre solía utilizar. Pero tanto Lupin como
Sirius, desconocían la existencia del libro en cuanto a los hechizos le dijeron
que éstos se ponían de moda y por un tiempo las personas solían usarlos unos
más que otros.
-
Uno de los hechizos
es Leviacorpus
–dijo Harry
-
Ah sí –dijo Lupin
con nostalgia- cuando íbamos a quinto siempre encontrabas a alguien suspendido
en el aire.
-
Mi padre se lo hizo a Snape – insistió Harry
-
Como ya te hemos
dicho hay hechizos que se ponen de moda –dijo Lupin
-
Harry –intervino
Sirius – tú padre era sangre limpia y te aseguro que nunca nos pidió que le
llamáramos “príncipe”
-
¿Y tú? –preguntó
-
No, Harry, yo
tampoco, ni Lupin.
-
Es que pensé…como
tú llamas princesa a Sam, que…
Sirius rió y miro a Sam a quien había tenido abrazada
todo el rato.
-
Eso lo hago por
cariño –dijo Sirius- desde que nació ha sido mi pequeña princesita.
Dejaron las cosas así. Después de otro rato decidieron
marcharse, quedando en que irían al día siguiente.
Estaban todos comiendo al día siguiente, cuando la
señora Weasley dio un grito. Percy se acercaba por el sendero y no venía solo.
El ministro venía con él. El ministro pidió a Harry que lo acompañara a dar una
vuelta por el jardín mientras Percy saludaba a su familia. Samantha se puso en
guardia, no se movió pero tampoco volvió a hablar en todo el rato que su
hermano permaneció con el ministro. Sirius se había parado cerca de la ventana a
vigilar la entrevista. Al poco rato su hermano regresó, la miró y ella le hizo
un gesto afirmativo con la cabeza, en señal de que estaba al tanto de lo que
había ocurrido. Sirius vio el intercambio entre los gemelos y se sintió
extrañamente excluido, se preguntó qué se traían esos dos.
Sirius y Samantha estaban en el desayunador el día
antes de año nuevo. Harry seguía dormido.
-
Princesa –empezó
Sirius – hay algo que quería hablar contigo.
La chica lo miró con curiosidad pero no dijo nada y
esperó a ver qué era lo que su padrino tenía que decirle.
-
Verás…- resultaba
gracioso ver a aquel hombre quedarse sin palabras – se trata de…de Fred Weasley
–dijo por fin.
Samantha se puso tensa. Miró a Sirius pero adoptó una
expresión hermética.
-
¿Qué pasa con él?
–pregunto la chica
-
Dímelo tú.
-
Nada, no pasa nada
– contestó tajante.
-
¿Es que no confías
en mí? – preguntó Sirius – Princesa, yo…yo los vi en el verano cuando…
-
He dicho que no
pasa nada –dijo Sam con voz fría – Yo sí confío en ti – agregó – pero si no te
dije nada, es porque después de eso no pasó nada más, por lo tanto no había
nada que contar –concluyó.
Y se levantó sin haber probado bocado. Sirius no sabía
qué pensar. Al principio cuando la escuchó sintió un gran alivio, pero al ver
su actitud se preguntó si estaría ocultándole algo. Recordó lo que le habían
dicho, acerca de lo difícil que podía resultar cuidar de una adolescente. Y se
preguntaba si había abordado el asunto de la mejor manera.
Samantha no bajó a la hora del almuerzo y Sirius se
preocupó. Le preguntó a Harry si había estado en la habitación de su hermana.
Pero no, él y Ron habían pasado la mañana jugando ajedrez en el estudio y habían venido directo al
comedor. De modo que Sirius llamó a Crappy.
-
Llamó el amo –dijo
la elfina.
-
Crappy podrías
subir a la habitación de Sam y decirle que ya vamos a almorzar.
-
La señorita está
indispuesta amo –contestó la elfina – Crappy se ofreció a llevarle una bandeja,
pero la señorita dijo que no tenía hambre.
Sirius frunció el entrecejo y decidió que más tarde
subiría a ver que le pasaba a Sam. Conversó con los chicos y después de comer
los chicos subieron a la habitación de Harry y él se fue al estudio. A media
tarde decidió ir a ver a Sam. Tocó la puerta y no recibió respuesta. Pensó que
tal vez la chica estaría con Harry pero decidió asegurarse, así que abrió la
puerta y se asomó. Sam estaba en su cama y parecía dormida. Sirius entró, se
quedó mirándola por un momento y volvió a salir.
En la noche Harry le dijo a Sirius que tenía
calentura, éste le puso una mano en la frente y comprobó que así era. Le
preguntó si sentía algún otro malestar a lo que Harry respondió que no. Cuando
iban a entrar al comedor apareció Crappy con cara de consternación.
-
Amo –dijo mirando a
Sirius – creo que la señorita está muy enferma, está ardiendo y…
Pero Sirius no esperó a que la elfina terminara,
porque ya subía las escaleras de tres en tres. Harry y Ron se miraron y se
preguntaron por qué si él podía aparecerse, pero no se detuvieron y lo
siguieron a la carrera. Mientras corría Harry entendió por qué él estaba
caliente.
Sirius estaba inclinado sobre Sam y le tenía la mano
en la frente. Harry se acercó y notó que realmente estaba muy, muy caliente.
Sirius por primera vez se desesperó él no sabía nada de remedios. Así que lo
primero que se le ocurrió fue llamar a Molly Weasley, de modo que metió la
cabeza en la chimenea y le dijo desesperado que Sam estaba ardiendo con fiebre
y él no sabía qué hacer. Ron bajó a esperar a su madre. Cuando la señora
Weasley llegó, revisó a Sam y le dio instrucciones a Crappy para preparar una
poción con los ingredientes que había traído. Los mandó a salir a todos de la
habitación pero Sirius se negó a salir así que Harry y Ron casi tuvieron que
arrastrarlo. Al cabo de un rato que les pareció larguísimo Molly salió con cara
de preocupación.
-
Nada, no se le
quita –dijo apenada – si sigue así habrá que llevarla a San Mungo
Arthur Weasley había llegado mientras su mujer atendía
a Sam.
-
Si quieres puedo
acompañarlos al hospital Sirius –dijo Arthur.
-
No irá a ninguna
parte –dijo Sirius decidido – Si necesita un sanador yo traeré uno.
-
A los sanadores no
les gusta mucho hacer visitas domiciliarias Sirius y te cobraran mucho
-
No importa si tengo
que traerlo a rastras o si quiere una bolsa llena de galeones. Igual lo traeré.
Molly puedes quedarte un momento mientras yo salgo un momento.
Crappy estaba al lado de la cama poniendo pañitos
fríos en la frente de Sam. Y no había pasado mucho tiempo cuando Sirius regresó
con un sanador. Ron pensó con cierta envidia, que debía ser fabuloso tener
tanto dinero que no tuvieras que preocuparte por él.
-
Ya la he revisado –
dijo el sanador al cabo de un largo rato – pero todos sus órganos están bien.
Así que me temo señor Black que la señorita debe estar pasando por algún tipo
de crisis emocional.
Todos se quedaron con cara de no entender nada.
-
Verá – trató de
explicar el sanador – en algunas ocasiones, las personas que sufren de algún
trastorno emocional lo resienten de forma física. A algunas personas les duele
la cabeza, otros tienen malestares estomacales y en algunos casos se les
dispara la temperatura, como es el caso que nos ocupa. Mi consejo es que la
vigilen, le den a beber mucho líquido y si no se presenta ningún otro síntoma,
la fiebre desaparecerá por sí sola.
Sirius dio las gracias
al sanador y lo acompañó a la
chimenea. Los Weasley se retiraron, pero antes Molly preguntó a Sirius
si deseaba que se quedará pero él le dio las gracias y le dijo que no, que él
se las arreglaría. Antes de irse, Molly se aseguró de que Harry también tomara
la poción para bajar la fiebre y se despidieron. Ron se quedó para hacer
compañía a Harry. Sirius volvió a la habitación de Sam, donde Crappy seguía a
su lado cuidando de poner los pañitos en la frente de la chica. Cerca de
medianoche la fiebre había cedido un poco, pero no había desaparecido.
Sirius le dijo a Crappy que se fuera a
descansar pero ésta se negaba a dejar a su ama. Hacia las 2 de la madrugada
Sirius seguía mirando fijamente a su pequeña princesa que seguía sin despertar.
Crappy le trajo un poco de té a su amo y lo obligó a beberlo. El día de año
nuevo había amanecido en un cielo encapotado. Sirius no se había movido en toda
la noche de al lado de la cama. Harry y Ron pasaron por la habitación, se
quedaron un rato y luego bajaron a desayunar. Pasó todo el día y toda la noche
y Sam seguía sin despertar. Hacia el amanecer del primer día del año nuevo la
chica por fin abrió los ojos.
-
Feliz año nuevo,
princesa –dijo Sirius.
La chica expresó su deseo de levantarse, así que
Sirius salió de la habitación y la dejó con Crappy. Se fue derecho a darse un
baño y a cambiarse llevaba más de 48 horas sin dormir pero tenía algo
importante qué hacer. Se aseguró de que la chica seguía despierta y de que
hubiese comido algo. Se despidió y salió.
-
Necesito hablar
contigo –dijo Sirius - ¿Puedes acompañarme?
El chico se quedó mirando al hombre con estupefacción
pero lo siguió. Caminaron hasta la heladería y se sentaron en una mesa
apartada.
-
Quiero saber, si te
peleaste con Samantha, si sucedió algo desagradable entre ustedes o si le
hiciste cualquier cosa que haya podido afectarla emocionalmente – dijo con voz
peligrosamente baja.
-
No –dijo
simplemente Fred – Desde el verano, ni siquiera me habla.
-
Quiero saber qué
sucedió exactamente –dijo Sirius.
-
Si ella no te lo ha
contado, no creo que…-pero no pudo terminar
-
O me dices qué
sucedió o lo lamentarás el resto de tu vida –dijo Sirius con voz amenazante.
El chico le dijo que estaba enamorado de Sam pero que
ella simplemente le había dicho que no sentía nada por él. Sí, es cierto él la
besó en el verano, pero ella no correspondió a ese beso, y hasta ahí llegó
todo.
Las vacaciones de navidad terminaron y los chicos
debían volver al colegio. Sirius los dejó partir sin preguntarle nada a Sam
acerca de lo que le sucedía, algo le decía que su última conversación había
desencadenado la fiebre de la chica, pero se preguntaba por qué. No tenía idea
de qué era lo que había dicho, para eso.
Las cosas en el colegio seguían más o menos igual.
Avanzaban en hechizos no verbales. Ron y Hermione seguían sin hablarse. Harry
seguía rumiando su rabia porque Ginny seguía de novia con Dean.
El día del cumpleaños de Ron, éste se comió unos
dulces que contenían un filtro amoroso, que en realidad estaban destinados a
Harry, así que éste lo llevó al despacho de Slughorn para que le administrara
un antídoto, ya que no tenía deseos de ver a su amigo haciendo el idiota. Pero
para su desgracia Slughorn después del antídoto, les invitó una copa de vino
que resultó estar envenenado, por suerte Harry reaccionó rápido y le metió a la
fuerza en la boca, un bezoar a Ron,
con lo que logró salvarle la vida. Ron fue llevado a la enfermería y gracias a
esto Ron y Hermione volvieron a ser amigos.
Las clases particulares con Dumbledore estaban
detenidas porque el profesor le había encargado a Harry que obtuviera un
recuerdo del profesor Slughorn, que sería de suma importancia para lo que
estaban haciendo. Harry había intentado varias veces sonsacarle el recuerdo,
pero no había tenido suerte. Hasta que Sam le sugirió que lo intentara
tomándose el Felix Felicis. Harry se
tomó un trago y realmente funcionó, porque consiguió el recuerdo, se lo entregó
a Dumbledore y pudieron proseguir. Esa misma noche mientras Harry iba tras el
profesor Slughorn, Ron terminó con Lavender y Ginny con Dean.
Harry les contó a sus amigos, ya que su hermana
siempre estaba al tanto, que Voldemort para preservarse de la muerte había
creado unos objetos llamados Horrocruxes,
donde se conservaba una parte de su alma. El profesor estaba convencido de que
había fabricado siete de estos objetos. Uno, era un anillo, que el profesor
había destruido y le había costado una mano, el segundo era el diario que Harry
destruyó en su segundo año, el tercero estaban razonablemente seguros de que
era Nagini, la serpiente de
Voldemort, el cuarto pensaban que podía ser una copa que perteneció a
Hufflepuff y que Voldemort había robado en su juventud, el quinto también
estaban bastante seguros, de que era un guardapelo que pertenecía a la familia
de Voldemort por parte de su madre. Pero hasta allí llegaban sus conjeturas. El
resto de los objetos no tenían idea de lo que podían ser, pero Dumbledore estaba
convencido de que eran objetos que tenían relación con los fundadores de
Hogwarts. Les dijo también que Dumbledore le había prometido que cuando
encontrara el próximo Harry podría ir con él para tratar de destruirlo.
Harry tuvo un encontronazo con Malfoy y le lanzó una
maldición que había encontrado en el libro del príncipe, Sectumsempra. Casi mata a Malfoy. Snape fue quien llegó y curó a
Malfoy. Luego se enfrentó con Harry y como Harry nunca fue bueno en Oclumancia, Snape tuvo una idea bastante
clara de lo que había sucedido y lo mandó a buscar su libro de pociones. Harry
corrió a todo lo que daba, busco sus libros le pidió a Ron el de él, mientras
le pidió a Sam que ocultara el libro donde nadie pudiera encontrarlo y ésta se fue a la carrera a esconder el libro en la
sala de los menesteres. Lo dejó en un estante donde estaba el busto de un mago
al que le colocó una peluca y una diadema, para poder encontrarlo luego sin
mucha dificultad. Mientras Harry volvió donde Snape, pero ya no tenía el libro.
Harry se ganó un castigo con Snape, por lo que había
hecho, que le impidió asistir al último partido de Quidditch. Cuando regresó a la Sala común se encontró con la
gran noticia de que habían ganado, pero lo mejor fue que cuando entró, Ginny
corrió hacia él y lanzándole los brazos al cuello lo besó. A partir de ese día
se convirtió en su novia.
Se acercaba el día que tendrían que volver a casa para
las vacaciones de verano cuando Dumbledore mandó a llamar a Harry. Cuando iba
de camino a ver al Director se encontró con la profesora de adivinación.
Conversando con ella se enteró que el que le había pasado la información a
Voldemort acerca de la profecía había sido Snape. Llegó al despacho del
director hecho un basilisco. Le reclamó a Dumbledore que no le hubiera dicho él
mismo acerca de lo que había hecho Snape
y Dumbledore le dijo que Snape se había arrepentido sinceramente de lo que
había hecho y que en cualquier caso él no podía saber que era a sus padres a
quien Voldemort perseguiría. Al final le dijo que lo había llamado para cumplir
la promesa que le había hecho de que lo acompañaría si encontraba otro Horrocrux. Harry salió a la carrera y
Sam ya lo esperaba con la capa, el mapa y el Felix Felicis. Les explicó a sus amigos que iría con Dumbledore,
que por favor cada uno tomara un poco de Felix
Felicis y montaran guardia, que llamaran a los miembros del ED si era
necesario, que sobre todo vigilaran a Snape y a Malfoy, para lo que les dejó el
mapa también. Se despidió de sus amigos le dio un abrazo a su hermana y se fue.
Los chicos hicieron lo que Harry les indicó. Ron,
Ginny y Sam estaban vigilando la sala de los menesteres porque Malfoy debía
estar allí ya que no aparecía en el mapa. Hermione, Luna y Neville estaban
vigilando el despacho de Snape.
Cuando Malfoy salió de la sala lanzó polvo de
oscuridad peruano y no pudieron ver nada, trataron de seguirlos pero imposible,
por suerte se encontraron con los miembros de la Orden a quienes Dumbledore
había dejado para patrullar los pasillos del colegio mientras él no estaba.
Lupin, Tonks, Bill y Sirius. Les contaron rápidamente lo que había pasado y
salieron en persecución de Malfoy. Pero cuando llegaron cerca de la Torre de Astronomía se
desató el pandemónium, las maldiciones iban y venían, pero gracias al Felix Felicis, las maldiciones pasaban
rozando a los chicos sin causarles daño. Sam vio cuando Greyback atacó a Bill. Pero en ese momento sintió la presencia de
su hermano cerca. Trató de prestar atención sin dejar de defenderse. Intentó
subir a la torre pero había una especie de barrera que le impedía pasar. Sirius
luchaba allí cerca, tenía varios cortes pero parecía bien. Sam sintió que de
pronto sus miembros estaban muy rígidos, se movía con dificultad así que se
movió hacia un lugar donde pudiera protegerse. Trato de concentrase en su
hermano y pudo ver y escuchar todo lo que estaba sucediendo y finalmente lanzó
un grito de dolor que nadie escuchó con el
ruido de la lucha. Alcanzó a ver cómo salía Draco y Snape así que emprendió
la carrera tras ellos.
A los pocos minutos sintió a Harry corriendo tras
ella.
-
Vuelve – le grito
su hermano – déjamelo a mí.
Pero no le hizo caso y ambos siguieron corriendo.
Comenzaron a lanzarle maldiciones a Snape, pero no lo alcanzaban de pronto una
casi lo alcanza así que se devolvió para enfrentarse a los chicos, pero también
llegaban otros mortífagos, así que la lucha se tornó muy desigual. Entre
insultos y maldiciones se enteraron que el príncipe del libro era Snape. Y
finalmente Snape logró huir con los mortífagos.
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Estaban todos en la enfermería, contando cada quien su
parte de la historia. Nadie podía creer que Snape hubiera traicionado a
Dumbledore. Nadie podía creer ni quería creer que el director se había ido. Y
una sensación de desamparo los acometió a todos. Silenciosas lágrimas corrían
por las mejillas de todos los presentes.
Harry pensaba que ahora les quedaba pendiente la tarea
de encontrar y descubrir los Horrocruxes.
Y se juró a sí mismo que no fallaría.
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