El dolor por la muerte de Dumbledore se había
extendido por el mundo mágico. Snape estaba desaparecido. Sam lloraba todas las
noches hasta quedarse dormida exhausta. Sirius se mantenía ocupado para no
pensar.
Se acercaba el día en que tendrían que sacar a Harry de la casa de sus tíos y se
hacían toda clase de posibles planes para hacerlo con éxito.
Llegó el día y estaba todo planeado. Lo harían
transformando a varios de los chicos en “Harry”, con poción multijugos. Entre
tanto Sirius tendría que permanecer en La Madriguera con Sam, para protegerla, por si algo
salía mal. El equipo de rescate sería, Los gemelos Weasley, Ron, Hermione,
Fleur y Mundungus, que serían los otros “Harry” y Ojoloco, Kingsley, Lupin,
Arthur, Bill, Tonks y Hagrid, que serían los guardianes. Mientras que los
Dursley serían conducidos a un lugar seguro por Hestia Jones y Dedalus Diggle.
Sirius y Sam ya se encontraban en La Madriguera con Molly y Ginny. Salieron al jardín y
escrutaron el cielo y los alrededores ya era la hora en que se suponía tendrían
que empezar a llegar. Los primeros en llegar fueron Hagrid y Harry. Sam abrazó a
su hermano y luego lo hicieron Sirius y Molly seguida de Ginny. Estos les
informaron que los estaban esperando los mortífagos y que el mismo Voldemort lo
había atacado. Luego llegaron Lupin y George, pero algo había ido mal, George
estaba herido, una maldición le había cercenado una oreja. Los terceros en
llegar fueron Hermione y Kingsley. Cuando llegaron Fred y Arthur se armó una
pequeña conmoción cuando Kingsley quiso comprobar si eran ellos en verdad,
teniendo en cuenta que habían sido traicionados, pero Arthur solo quería ver a
su hijo. Llegaron Tonks y Ron y se vio que Lupin respiró aliviado. Los últimos
en llegar fueron Bill y Fleur. Bill abrazó a su madre pero mirando por sobre su
hombro se dirigió a los demás.
-
Ojoloco está
muerto.
Un pesado silencio cayó sobre todos, no podía ser.
Ojoloco, el duro, el experimentado, no podía estar muerto. Pero Bill les dijo
que el mismo Voldemort lo había matado.
Por seguridad decidieron quedarse todos en La Madriguera excepto
Kingsley que debía volver a Londres. Hubo una pequeña discusión cuando
barajaban posibilidades acerca de quién podía haberlos traicionado.
-
No…-dijo Harry- si
alguien cometió un error, si se le escapó algo, sé que no tenía intención de
que así fuera, no es culpa de nadie.
Todos miraban a Harry con una rara expresión pero Sam
sabía que su hermano tenía razón, así que decidió apoyarlo.
-
Tenemos que confiar
los unos en los otros. Nosotros no creemos que nadie en esta habitación sea
capaz de vendernos a Voldemort.
Lupin veía a los chicos con una mirada que se parecía
mucho a la lástima.
-
¿Qué? –le espetó
Harry – crees que somos unos tontos?
Sirius que había permanecido extrañamente en silencio,
y a diferencia de los demás, miraba a sus ahijados con orgullo, dijo:
-
No Harry, creo que
son como James, que habría considerado una deshonra recelar de sus amigos.
Harry se sentía fatal. Quería irse de allí, no quería
seguir poniendo en riesgo a sus amigos y seres queridos. Sam le agarró la mano
y salieron al jardín. De pronto sintieron un terrible dolor en la cicatriz y
vieron a Voldemort torturando a Ollivander. Cuando Hermione y Ron los fueron a
buscar para que entraran a la casa les dijeron que tenían muy mal aspecto y
ellos les dijeron que con seguridad, mejor que el de Ollivander y les contaron
la visión. Bill y Lupin se fueron a ver si podían recuperar el cuerpo de
Ojoloco. Y Sirius les ordenó a los chicos ir a descansar un poco.
El día del cumpleaños de los chicos, que era un día
antes de la boda, la señora Weasley quiso prepararles una cena especial. De
nada sirvió que tanto ellos como Sirius le dijeran que podían hacerla en su
propia casa para no proporcionarle más trabajo del que ya tenían con la boda.
Pero Molly no quiso oír hablar del asunto. Ese día por la mañana muy temprano,
Sirius despertó a su ahijada con un beso
en la frente.
-
Felices diecisiete,
princesa – dijo mientras la observaba abrir los ojos – espero que te guste –le
dijo extendiéndole una caja de terciopelo.
Sam la abrió y se encontró con una hermosa pulsera de
esmeraldas. Levantó la vista y le sonrió a Sirius.
-
Gracias, es muy
hermosa – dijo sonriente.
-
Me alegra que te
guste. En cuanto la vi me gustó porque me recordó tus ojos – dijo Sirius.
Después de desayunar y de ver el regalo que le había
hecho Sirius a su hermano, salieron para La Madriguera. Había
mucho que hacer, ya que los padres de Fleur habían llegado y querían ayudar lo
más posible a la señora Weasley.
En la noche se
reunieron en el jardín. Esperaban a que llegara el señor Weasley. Pero de
pronto se apareció una comadreja sobre la mesa y habló con la voz del señor Weasley, les avisaba que el
ministro iba con él. No hubo tiempo para conjeturar la razón para esa visita
porque enseguida llegaron. Les dijo a Harry y a Sam que necesitaba hablar con
ellos y con Ron y Hermione, esto les extraño pero accedieron.
El ministro lo que quería era hacerles entrega del
legado de Dumbledore, y averiguar por qué les dejaba esas cosas. A Ron le dejo
el desiluminador (con la esperanza de que me recordara cuando lo utilice). A
Hermione, Los Cuentos de Beddle El Bardo (con
la esperanza de que lo encontrará interesante e instructivo). A Sam le dejó un colgante con una
llave de oro (con la esperanza de que entienda que hubo secretos que fue
necesario guardar). Y a Harry la snitch que había atrapado en su primer partido
de Quidditch (como recordatorio de la recompensa de la perseverancia y la
habilidad). El ministro también le dijo a Harry que Dumbledore le había legado
la espada de Griffindor pero que como eso no le pertenecía en realidad no podía dársela. Harry y el
ministro tuvieron una acalorada discusión y el ministro le hizo un hueco en la
camisa a Harry con la varita. Entonces Sirius llegó a la carrera con los
señores Weasley detrás. Sirius miró con furia al ministro y este se disculpó y
se fue.
De ese modo pudieron seguir con su fiesta de
cumpleaños, la señora Weasley les había hecho un delicioso pastel y todos
disfrutaron del final de la velada sin más incidentes.
Llegó el día de la boda y los chicos se habían
disfrazado para que nadie los reconociera. Los
gemelos habían tomado un cabello de un chico pelirrojo en el pueblo,
para Harry y con Sam habían decidido que tomarían un cabello de Ginny y una vez
transformada, ella misma se haría algunas modificaciones, ya que la chica era
muy hábil en Transformaciones, y confiaban en que con tantos Weasley nadie se
fijaría mucho en el parecido. Harry estaba ayudando a acomodar a los invitados
junto con Ron y los gemelos, cuando salieron Hermione y Sam. Realmente el
parecido con Ginny era notable aunque se había esforzado en cambiar un poco sus
rasgos. Cuando Sirius se le acercó le dijo que con esa apariencia le recordaba
a su madre, ya que Lily era pelirroja.
Después de la ceremonia, apareció una pista de baile.
Ron bailaba con Hermione, sobre todo para mantenerla alejada de Víctor Krum,
que había sido invitado por Fleur, y Sirius bailaba con Sam. Así que Harry
estaba sentado solo en la mesa cuando se acercó Krum y le comentó que el
símbolo que llevaba el padre de Luna en un colgante sobre el pecho era el
símbolo de Grindelwald. A Harry le extrañó el asunto pero lo dejó así,
conociendo a Luna, seguramente su padre creería que ese símbolo describía a
cualquier improbable criatura. Krum se marchó y se sentaron Elphias Dodge y la
tía Muriel, ésta última empezó a decir una serie de cosas acerca de Dumbledore
que dejaron a Harry muy descompuesto, aunque el señor Dodge se esforzaba en
desmentirla. En esa conversación se enteró de que Dumbledore tenía una hermana
pequeña que había muerto muy joven, que su padre había terminado sus días en
Azkaban y que había vivido en el Valle de Godric. No sabía por qué se sentía
tan mal. En ese momento entró en su cabeza la voz de su hermana, Estás molesto por lo que acabas de escuchar
o porque Dumbledore no te lo dijo? miró hacia donde se deslizaban Sirius y
su hermana. La verdad no lo sabía.
-
Estas muy
silenciosa, princesa –le decía Sirius a Sam
-
Harry está
preocupado –dijo ella mecánicamente
-
¿Harry? ¿Cómo lo
sabes? ¿Por qué?
Sam se dio cuenta de su error, pero ya era tarde, así
que sonrió dulcemente a Sirius y desvió la mirada. Pero éste no se dejaba
engañar, la tomó de la barbilla y la obligó a mirarlo.
-
¿No me lo vas a
decir? –preguntó, elevando una ceja y dedicándole una de sus encantadoras
sonrisas.
Sam tuvo la misma sensación de cuando viajaba con
polvos flu, solo que ahora su padrino la tenía firmemente sujeta por la
cintura.
-
De acuerdo –dijo
vacilante- a veces podemos sentir si el otro está en problemas o se siente mal
–concluyó mintiendo con descaro, ya que en primer lugar no era “a veces” y
segundo la comunicación era directa y no una simple sensación.
-
Bueno, eso puede
ser útil – dijo Sirius - ¿quieres ir a ver qué sucede?
-
No, ya Hermione
está con él –dijo Sam.
Y efectivamente, Hermione acababa de sentarse junto a
Harry. Le preguntó que le sucedía pero Harry no tuvo tiempo de explicarle nada,
porque en ese momento un lince plateado cayó en medio de los bailarines y habló
con la voz profunda de Kingsley.
-
El ministerio ha
caído. Scrimgeour está muerto. Están viniendo.
Sirius fue el primero en reaccionar. Tiró de Sam y fue
hacia Harry.
-
Harry, no sueltes a
tu hermana, protéjanse.
Todo se volvió
confuso. La gente corría, algunos se desaparecían. Los encantamientos
protectores que había alrededor de La Madriguera se habían roto y por todas partes
aparecían figuras encapuchadas. Hermione lloraba y llamaba a gritos a Ron.
Harry llevaba su varita en la mano y con la otra sujetaba a su hermana y Sam a
su vez sujetaba a Hermione.
-
Protego –gritaron a
la vez Harry y Sam. Unos rayos de luz roja venían hacia ellos. A pesar de que
Sam no tenía su varita el escudo conjurado apareció.
Por fin encontraron a Ron, agarró el brazo libre de
Hermione, la chica giró y sintieron que
la oscuridad se cernía sobre ellos, el sonido desapareció. Se alejaban…
Cuando abrieron los ojos, creyeron que aún estaban en
la fiesta porque estaban rodeados de gente, pero en seguida se dieron cuenta de
que estaban en una calle muggle. Harry se maldecía por no traer consigo la capa
invisible. No te preocupes yo traigo la
capa y tu ropa. Harry se extraño. Cuando
dices que tienes la capa…y mi ropa… Se habían metido en un callejón y las chicas comenzaron
a sacar de sus pequeños bolsos ropa para todos. Los chicos las miraban
atónitos.
-
¿Cómo demonios…?
-
Encantamiento de Extensión Indetectable.
Caminaron buscando un sitio donde sentarse a hablar y
decidir qué harían y a dónde irían. Unos borrachos comenzaron a meterse con las
chicas, Harry y Ron tenían sus varitas a punto, pero entraron en un café que
estaba casi vacío. Pero a los pocos momentos de estar ahí un par de hombres que
parecían obreros los atacaron. Se deshicieron rápidamente de ellos, arreglaron
todo el estropicio. Pero su mayor preocupación era cómo los habían encontrado.
Según la Ley Mágica ,
los gemelos ya no podían tener “el rastro” porque éste desaparecía a los
diecisiete años, de modo que no podía ser eso. Tenían que pensar rápidamente a
dónde ir, así que al final decidieron ir a Grimauld Place, confiando en que los
hechizos que el señor Weasley les dijo que habían puesto contra Snape
funcionaran.
Harry estaba
angustiado por los que estaban en La Madriguera , en
determinado momento quiso volver, pero Hermione le dijo que no podían hacer eso
ya que los buscaban a ellos y si volvían solo lograrían poner en peligro a los
demás. Harry pensaba en Ginny, Ron en su familia en general y Sam en Sirius.
Llegaron a
Grimauld Place y después de pasar los hechizos que habían puesto contra Snape,
se dirigieron a un salón, extendieron unas bolsas para dormir y allí pasaron la
noche. Harry se despertó temprano y fue a recorrer la casa, entró al cuarto de
Sirius y vió que estaba todo desordenado como si hubiese sido golpeado por un
huracán. Cuando estaba viendo las fotos en la pared, sintió que su hermana
despertaba y le dijo. Estoy en la
habitación de Sirius, ven. A los
pocos minutos la chica subió y juntos leyeron un pedazo de una carta que su
madre le había enviado a Sirius, intentaron encontrar la otra parte de la carta
pero no la consiguieron.
Era evidente que la casa había sido registrada con muy
poca delicadeza. Frente a la habitación de Sirius estaba la habitación de su
hermano Regulus Arcturus Black. Harry sintió que una mano helada le apretaba el
estómago. Cuando fue con Dumbledore a recuperar el Horrocrux, resultó que el guardapelo era una falsificación y habían
dejado una nota para Voldemort y quien la dejó firmaba R.A.B. Al ver el nombre del hermano de su padrino
supo instintivamente que se trataba de él. Registraron la habitación de arriba
abajo pero no encontraron nada. Pero recordaron que cuando la Orden funcionaba allí ellos
habían ayudado con la limpieza y habían botado el guardapelo, así que llamaron
Kreacher para saber si él lo había recuperado, como había hecho con gran
cantidad de cosas que Sirius pretendía botar. Este les contó la triste historia
de Regulus y también que Mundungus se había llevado todo lo de valor en cuanto
la casa quedó abandonada. Recibió la orden de buscar y traer a Mundungus, antes
de eso Harry le había dado el relicario falso como recuerdo de su amo y
Kreacher estaba tan abrumado que tuvieron que esperar un buen rato para que se
recuperara. Pero su actitud cambió con los chicos.
Pero pasaba el tiempo y Kreacher no volvía. Para empeorar las cosas dos
encapuchados habían aparecido en la plaza y vigilaban, pero no podían ver la
casa ya que no les había sido revelado por el Guardián secreto. Sabían que
Sirius Black tenía una propiedad en esa
calle y probablemente esperaban que Sirius o los chicos aparecieran por allí.
Una noche sintieron un ruido en el piso bajo y con
sumo cuidado bajaron las escaleras con las varitas en la mano. Pero el
visitante resultó ser Remus Lupin. Comprobaron que fuera él y luego bajaron y
lo abrazaron. Enseguida le pidieron noticias de lo que estaba sucediendo fuera,
ya que lo último que habían sabido era porque el padre de Ron había enviado un
patronus diciendo que la familia estaba bien pero que no se comunicaran porque
los estaban vigilando.
Remus les dijo que efectivamente estaban siendo
vigilados todos aquellos que tuvieran cualquier relación con los Potter, que en
el mismo momento en que irrumpieron en
la boda, lo hacían en todas las casas relacionadas con la Orden , como ahora contaban
con todo el poder del ministerio podían romper los hechizos defensivos y una
vez dentro hacer lo que les viniera en gana sin temor a represalia alguna. Les
contó también que habían torturado a los padres de Tonks para sonsacarle su
paradero, pero ellos habían resistido. Les mostró dos noticias que traía El Profeta, en una se buscaba a Harry
para ser interrogado por la muerte de Dumbledore y en la segunda que el
ministerio había comenzado una cacería de los nacidos muggles. Los chicos
inmediatamente se preocuparon por Hermione, pero luego se dieron cuenta que
todos estaban fugados. Lupin les informó también que asistir al colegio ahora
era obligatorio para todos los niños.
Remus buscó cuidadosamente las palabras para decirles
lo que tenía que informarles.
-
Sirius… –empezó
vacilante. Sam y Harry se pusieron en tensión – Sirius está…fue alcanzado por
una maldición y…
-
¿Qué? – gritó Sam
agarrando a Remus por la camisa.
-
Está muy mal
herido. Cayó tratando de proteger a Ginny. Todos fuimos interrogados de forma
muy dura, pero cuando Sirius despertó, los mortífagos fueron especialmente
duros con él, porque sabían la relación que los une. Suponemos que no se lo
llevaron a Azkaban porque cometieron el error de darlo por muerto. Decidimos no
llevarlo al hospital para que los mortífagos no lo atrapen o intenten matarlo.
Está en La Madriguera ,
Molly lo está cuidando, sabemos que los hechizos defensivos ahora no son tan
efectivos pero por ahora servirán ya que por el momento no lo están buscando.
Todos habían permanecido en aterrorizado silencio. Sam
perdió por completo el color y empezó a desvanecerse, si Ron no hubiera estado
a su lado para sujetarla, habría dado de lleno en el piso. Lupin se acercó rápidamente
y la reanimó. Le aseguró que no se angustiara que Molly estaba cuidando a
Sirius muy bien y Ron agregó que su madre sabía mucho de remedios caseros que
curaban casi cualquier cosa. Al final la chica se repuso un poco y continuaron
con su conversación.
Lupin les ofreció ir con ellos en lo que fuera que
Dumbledore les había encomendado pero los chicos lo miraron extrañados y fue
Hermione la que formuló la pregunta.
-
¿Y Tonks?
-
Ella estará bien en
casa de sus padres.
Había algo que no les cuadraba y seguían mirando al
hombre con curiosidad. Hasta que agregó casi con indiferencia que Tonks estaba
embarazada. Los chicos lo felicitaron y luego les volvió a preguntar que si lo
dejarían ir con ellos.
-
Solo para estar
seguro – dijo Harry- ¿Quieres dejarla para venir con nosotros?
-
Ella estará segura
allí Harry. Y estoy seguro de que James habría querido que yo me quedara con
sus hijos.
-
Pues yo no
–contestó Harry- para empezar nuestro padre habría querido saber por qué no te
quedabas con tu propio hijo.
-
No lo entienden
–dijo- yo cometí un grave error casándome con Tonks, lo hice contra mi buen
juicio y me he arrepentido mucho por ello.
-
De manera que ahora
–dijo Sam con indignación- te deshaces de ella y del niño y te largas.
Lupin se levantó y pateó la silla donde había estado
sentado.
-
No entienden lo que
les he hecho a mi mujer y a mi hijo, los he convertido en unos parias. Nadie
quiere a los de mi especie y si por un milagro mi hijo no es como yo, será
mejor que no tenga un padre del cual tenga que avergonzarse.
-
Remus –dijo
Hermione llorando- cómo ningún niño podría sentirse avergonzado de ti
-
Ah no se Hermione
–dijo Harry- yo me siento bastante avergonzado de él.
-
El ministerio está
persiguiendo a los nacidos muggles –dijo Sam- imagínate lo que le harían a un medio
hombre lobo, cuyos padres son miembros de la Orden. Nuestro
padre murió para proteger a su familia. ¿Crees que él te diría que dejaras a tu
familia y vinieras con nosotros?
-
¿Cómo…cómo se
atreven? –dijo Lupin atragantándose-
-
Harry, Sam, no – chilló Hermione, pero Sam continuó
-
Creo que estas
siendo muy atrevido al calzarte los zapatos de Sirius.
-
No lo puedo creer –
dijo Harry – el hombre que nos enseñó a defendernos de los dementores…un
cobarde.
Lupin lo apuntó con la varita, Harry apenas tuvo
tiempo de sacar la suya. Se oyó un Bang
y Samantha gritó Protego. Apenas
vieron el revuelo de la capa de Lupin al dar vuelta e irse. Hermione le gritó
que volviera, pero ya se había ido. Los chicos se sintieron mal, pero dijeron
que si eso servía para que volviera con Tonks, habría valido la pena.
Kreacher volvió esa noche con Mundungus, lo
interrogaron acerca del guardapelo y el les dijo que una mujer del ministerio,
con cara de sapo se lo había quitado. Harry miró a los demás y vio su propia
sorpresa reflejada en el rostro de los demás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario