La Magia de Harry Potter

Los personajes y el mundo donde se desarrollan las historias que se publicarán en este Blog son de la exclusiva propiedad de J.K. Rowlings, solo la trama y algunos personajes me pertenecen y por esa razón los nombres de los mismos serán utilizados en otras historias. Bienvenidos y espero que disfruten de las historias. Merlina

sábado, 8 de febrero de 2014

Y si todo hubiese sido distinto - cap. 21 -

Huida

El dolor por la muerte de Dumbledore se había extendido por el mundo mágico. Snape estaba desaparecido. Sam lloraba todas las noches hasta quedarse dormida exhausta. Sirius se mantenía ocupado para no pensar.
Se acercaba el día en que tendrían  que sacar a Harry de la casa de sus tíos y se hacían toda clase de posibles planes para hacerlo con éxito.
Llegó el día y estaba todo planeado. Lo harían transformando a varios de los chicos en “Harry”, con poción multijugos. Entre tanto Sirius tendría que permanecer en La Madriguera con Sam, para protegerla, por si algo salía mal. El equipo de rescate sería, Los gemelos Weasley, Ron, Hermione, Fleur y Mundungus, que serían los otros “Harry” y Ojoloco, Kingsley, Lupin, Arthur, Bill, Tonks y Hagrid, que serían los guardianes. Mientras que los Dursley serían conducidos a un lugar seguro por Hestia Jones y Dedalus Diggle.
Sirius y Sam ya se encontraban en La Madriguera con  Molly y Ginny. Salieron al jardín y escrutaron el cielo y los alrededores ya era la hora en que se suponía tendrían que empezar a llegar. Los primeros en llegar fueron Hagrid y Harry. Sam abrazó a su hermano y luego lo hicieron Sirius y Molly seguida de Ginny. Estos les informaron que los estaban esperando los mortífagos y que el mismo Voldemort lo había atacado. Luego llegaron Lupin y George, pero algo había ido mal, George estaba herido, una maldición le había cercenado una oreja. Los terceros en llegar fueron Hermione y Kingsley. Cuando llegaron Fred y Arthur se armó una pequeña conmoción cuando Kingsley quiso comprobar si eran ellos en verdad, teniendo en cuenta que habían sido traicionados, pero Arthur solo quería ver a su hijo. Llegaron Tonks y Ron y se vio que Lupin respiró aliviado. Los últimos en llegar fueron Bill y Fleur. Bill abrazó a su madre pero mirando por sobre su hombro se dirigió a los demás.
-          Ojoloco está muerto.
Un pesado silencio cayó sobre todos, no podía ser. Ojoloco, el duro, el experimentado, no podía estar muerto. Pero Bill les dijo que el mismo Voldemort lo había matado.
Por seguridad decidieron quedarse todos en La Madriguera excepto Kingsley que debía volver a Londres. Hubo una pequeña discusión cuando barajaban posibilidades acerca de quién podía haberlos traicionado.
-          No…-dijo Harry- si alguien cometió un error, si se le escapó algo, sé que no tenía intención de que así fuera, no es culpa de nadie.
Todos miraban a Harry con una rara expresión pero Sam sabía que su hermano tenía razón, así que decidió apoyarlo.
-          Tenemos que confiar los unos en los otros. Nosotros no creemos que nadie en esta habitación sea capaz de vendernos a Voldemort.
Lupin veía a los chicos con una mirada que se parecía mucho a la lástima.
-          ¿Qué? –le espetó Harry – crees que somos unos tontos?
Sirius que había permanecido extrañamente en silencio, y a diferencia de los demás, miraba a sus ahijados con orgullo, dijo:
-          No Harry, creo que son como James, que habría considerado una deshonra recelar de sus amigos.
Harry se sentía fatal. Quería irse de allí, no quería seguir poniendo en riesgo a sus amigos y seres queridos. Sam le agarró la mano y salieron al jardín. De pronto sintieron un terrible dolor en la cicatriz y vieron a Voldemort torturando a Ollivander. Cuando Hermione y Ron los fueron a buscar para que entraran a la casa les dijeron que tenían muy mal aspecto y ellos les dijeron que con seguridad, mejor que el de Ollivander y les contaron la visión. Bill y Lupin se fueron a ver si podían recuperar el cuerpo de Ojoloco. Y Sirius les ordenó a los chicos ir a descansar un poco.
La Madriguera estaba siendo engalanada para la boda de Bill y Fleur. Los chicos no tenían mucho tiempo de hablar sobre su próximo viaje, porque la señora Weasley los mantenía muy ocupados. Sin embargo tanto Ron como Hermione les contaron los arreglos que habían hecho para poder acompañarles. Ron había hechizado al ghoul que vivía en el ático para que creyeran que él estaba atacado de spatergroit, y su familia no fuera molestada. Y Hermione les había hecho un encantamiento a sus padres y ahora creían que eran Mónica y Wendell Wilkins y vivirían en Australia. Harry y Sam sentían un enorme cariño y respeto por sus amigos y por la forma como protegían a sus familias. En cambio ellos aún tenían que enfrentarse a Sirius y aún no sabían cómo lo harían.
El día del cumpleaños de los chicos, que era un día antes de la boda, la señora Weasley quiso prepararles una cena especial. De nada sirvió que tanto ellos como Sirius le dijeran que podían hacerla en su propia casa para no proporcionarle más trabajo del que ya tenían con la boda. Pero Molly no quiso oír hablar del asunto. Ese día por la mañana muy temprano, Sirius  despertó a su ahijada con un beso en la frente.
-          Felices diecisiete, princesa – dijo mientras la observaba abrir los ojos – espero que te guste –le dijo extendiéndole una caja de terciopelo.
Sam la abrió y se encontró con una hermosa pulsera de esmeraldas. Levantó la vista y le sonrió a Sirius.
-          Gracias, es muy hermosa – dijo sonriente.
-          Me alegra que te guste. En cuanto la vi me gustó porque me recordó  tus ojos – dijo Sirius.
Después de desayunar y de ver el regalo que le había hecho Sirius a su hermano, salieron para La Madriguera. Había mucho que hacer, ya que los padres de Fleur habían llegado y querían ayudar lo más posible a la señora Weasley.
 En la noche se reunieron en el jardín. Esperaban a que llegara el señor Weasley. Pero de pronto se apareció una comadreja sobre la mesa y habló con  la voz del señor Weasley, les avisaba que el ministro iba con él. No hubo tiempo para conjeturar la razón para esa visita porque enseguida llegaron. Les dijo a Harry y a Sam que necesitaba hablar con ellos y con Ron y Hermione, esto les extraño pero accedieron.
El ministro lo que quería era hacerles entrega del legado de Dumbledore, y averiguar por qué les dejaba esas cosas. A Ron le dejo el desiluminador (con la esperanza de que me recordara cuando lo utilice). A Hermione, Los Cuentos de Beddle El Bardo (con la esperanza de que lo encontrará interesante e instructivo). A Sam le dejó un colgante con una llave de oro (con la esperanza de que entienda que hubo secretos que fue necesario guardar). Y a Harry la snitch que había atrapado en su primer partido de Quidditch (como recordatorio de la recompensa de la perseverancia y la habilidad). El ministro también le dijo a Harry que Dumbledore le había legado la espada de Griffindor pero que como eso no le pertenecía  en realidad no podía dársela. Harry y el ministro tuvieron una acalorada discusión y el ministro le hizo un hueco en la camisa a Harry con la varita. Entonces Sirius llegó a la carrera con los señores Weasley detrás. Sirius miró con furia al ministro y este se disculpó y se fue.
De ese modo pudieron seguir con su fiesta de cumpleaños, la señora Weasley les había hecho un delicioso pastel y todos disfrutaron del final de la velada sin más incidentes.
Llegó el día de la boda y los chicos se habían disfrazado para que nadie los reconociera. Los  gemelos habían tomado un cabello de un chico pelirrojo en el pueblo, para Harry y con Sam habían decidido que tomarían un cabello de Ginny y una vez transformada, ella misma se haría algunas modificaciones, ya que la chica era muy hábil en Transformaciones, y confiaban en que con tantos Weasley nadie se fijaría mucho en el parecido. Harry estaba ayudando a acomodar a los invitados junto con Ron y los gemelos, cuando salieron Hermione y Sam. Realmente el parecido con Ginny era notable aunque se había esforzado en cambiar un poco sus rasgos. Cuando Sirius se le acercó le dijo que con esa apariencia le recordaba a su madre, ya que Lily era pelirroja.
Después de la ceremonia, apareció una pista de baile. Ron bailaba con Hermione, sobre todo para mantenerla alejada de Víctor Krum, que había sido invitado por Fleur, y Sirius bailaba con Sam. Así que Harry estaba sentado solo en la mesa cuando se acercó Krum y le comentó que el símbolo que llevaba el padre de Luna en un colgante sobre el pecho era el símbolo de Grindelwald. A Harry le extrañó el asunto pero lo dejó así, conociendo a Luna, seguramente su padre creería que ese símbolo describía a cualquier improbable criatura. Krum se marchó y se sentaron Elphias Dodge y la tía Muriel, ésta última empezó a decir una serie de cosas acerca de Dumbledore que dejaron a Harry muy descompuesto, aunque el señor Dodge se esforzaba en desmentirla. En esa conversación se enteró de que Dumbledore tenía una hermana pequeña que había muerto muy joven, que su padre había terminado sus días en Azkaban y que había vivido en el Valle de Godric. No sabía por qué se sentía tan mal. En ese momento entró en su cabeza la voz de su hermana, Estás molesto por lo que acabas de escuchar o porque Dumbledore no te lo dijo? miró hacia donde se deslizaban Sirius y su hermana. La verdad no lo sabía.
-          Estas muy silenciosa, princesa –le decía Sirius a Sam
-          Harry está preocupado –dijo ella mecánicamente
-          ¿Harry? ¿Cómo lo sabes? ¿Por qué?
Sam se dio cuenta de su error, pero ya era tarde, así que sonrió dulcemente a Sirius y desvió la mirada. Pero éste no se dejaba engañar, la tomó de la barbilla y la obligó a mirarlo.
-          ¿No me lo vas a decir? –preguntó, elevando una ceja y dedicándole una de sus encantadoras sonrisas.
Sam tuvo la misma sensación de cuando viajaba con polvos flu, solo que ahora su padrino la tenía firmemente sujeta por la cintura.
-          De acuerdo –dijo vacilante- a veces podemos sentir si el otro está en problemas o se siente mal –concluyó mintiendo con descaro, ya que en primer lugar no era “a veces” y segundo la comunicación era directa y no una simple sensación.
-          Bueno, eso puede ser útil – dijo Sirius - ¿quieres ir a ver qué sucede?
-          No, ya Hermione está con él –dijo Sam.
Y efectivamente, Hermione acababa de sentarse junto a Harry. Le preguntó que le sucedía pero Harry no tuvo tiempo de explicarle nada, porque en ese momento un lince plateado cayó en medio de los bailarines y habló con la voz profunda de Kingsley.
-          El ministerio ha caído. Scrimgeour está muerto. Están viniendo.
Sirius fue el primero en reaccionar. Tiró de Sam y fue hacia Harry.
-          Harry, no sueltes a tu hermana, protéjanse.
 Todo se volvió confuso. La gente corría, algunos se desaparecían. Los encantamientos protectores que había alrededor de La Madriguera se habían roto y por todas partes aparecían figuras encapuchadas. Hermione lloraba y llamaba a gritos a Ron. Harry llevaba su varita en la mano y con la otra sujetaba a su hermana y Sam a su vez sujetaba a Hermione.
-          Protego –gritaron a la vez Harry y Sam. Unos rayos de luz roja venían hacia ellos. A pesar de que Sam no tenía su varita el escudo conjurado apareció.
Por fin encontraron a Ron, agarró el brazo libre de Hermione,   la chica giró y sintieron que la oscuridad se cernía sobre ellos, el sonido desapareció. Se alejaban…
Cuando abrieron los ojos, creyeron que aún estaban en la fiesta porque estaban rodeados de gente, pero en seguida se dieron cuenta de que estaban en una calle muggle. Harry se maldecía por no traer consigo la capa invisible. No te preocupes yo traigo la capa y tu ropa. Harry se extraño. Cuando dices que tienes la capa…y mi ropa… Se habían  metido en un callejón y las chicas comenzaron a sacar de sus pequeños bolsos ropa para todos. Los chicos las miraban atónitos.
-          ¿Cómo demonios…?
-          Encantamiento  de Extensión Indetectable.
Caminaron buscando un sitio donde sentarse a hablar y decidir qué harían y a dónde irían. Unos borrachos comenzaron a meterse con las chicas, Harry y Ron tenían sus varitas a punto, pero entraron en un café que estaba casi vacío. Pero a los pocos momentos de estar ahí un par de hombres que parecían obreros los atacaron. Se deshicieron rápidamente de ellos, arreglaron todo el estropicio. Pero su mayor preocupación era cómo los habían encontrado. Según la Ley Mágica, los gemelos ya no podían tener “el rastro” porque éste desaparecía a los diecisiete años, de modo que no podía ser eso. Tenían que pensar rápidamente a dónde ir, así que al final decidieron ir a Grimauld Place, confiando en que los hechizos que el señor Weasley les dijo que habían puesto contra Snape funcionaran.
Harry estaba  angustiado por los que estaban en La Madriguera, en determinado momento quiso volver, pero Hermione le dijo que no podían hacer eso ya que los buscaban a ellos y si volvían solo lograrían poner en peligro a los demás. Harry pensaba en Ginny, Ron en su familia en general y Sam en Sirius.
Llegaron a  Grimauld Place y después de pasar los hechizos que habían puesto contra Snape, se dirigieron a un salón, extendieron unas bolsas para dormir y allí pasaron la noche. Harry se despertó temprano y fue a recorrer la casa, entró al cuarto de Sirius y vió que estaba todo desordenado como si hubiese sido golpeado por un huracán. Cuando estaba viendo las fotos en la pared, sintió que su hermana despertaba y le dijo. Estoy en la habitación de Sirius, ven. A  los pocos minutos la chica subió y juntos leyeron un pedazo de una carta que su madre le había enviado a Sirius, intentaron encontrar la otra parte de la carta pero no la consiguieron.
Era evidente que la casa había sido registrada con muy poca delicadeza. Frente a la habitación de Sirius estaba la habitación de su hermano Regulus Arcturus Black. Harry sintió que una mano helada le apretaba el estómago. Cuando fue con Dumbledore a recuperar el Horrocrux, resultó que el guardapelo era una falsificación y habían dejado una nota para Voldemort y quien la dejó firmaba R.A.B.  Al ver el nombre del hermano de su padrino supo instintivamente que se trataba de él. Registraron la habitación de arriba abajo pero no encontraron nada. Pero recordaron que cuando la Orden funcionaba allí ellos habían ayudado con la limpieza y habían botado el guardapelo, así que llamaron Kreacher para saber si él lo había recuperado, como había hecho con gran cantidad de cosas que Sirius pretendía botar. Este les contó la triste historia de Regulus y también que Mundungus se había llevado todo lo de valor en cuanto la casa quedó abandonada. Recibió la orden de buscar y traer a Mundungus, antes de eso Harry le había dado el relicario falso como recuerdo de su amo y Kreacher estaba tan abrumado que tuvieron que esperar un buen rato para que se recuperara. Pero su actitud cambió con los chicos.
Pero pasaba el tiempo y Kreacher  no volvía. Para empeorar las cosas dos encapuchados habían aparecido en la plaza y vigilaban, pero no podían ver la casa ya que no les había sido revelado por el Guardián secreto. Sabían que Sirius Black  tenía una propiedad en esa calle y probablemente esperaban que Sirius o los chicos aparecieran por allí.
Una noche sintieron un ruido en el piso bajo y con sumo cuidado bajaron las escaleras con las varitas en la mano. Pero el visitante resultó ser Remus Lupin. Comprobaron que fuera él y luego bajaron y lo abrazaron. Enseguida le pidieron noticias de lo que estaba sucediendo fuera, ya que lo último que habían sabido era porque el padre de Ron había enviado un patronus diciendo que la familia estaba bien pero que no se comunicaran porque los estaban vigilando.
Remus les dijo que efectivamente estaban siendo vigilados todos aquellos que tuvieran cualquier relación con los Potter, que en el mismo  momento en que irrumpieron en la boda, lo hacían en todas las casas relacionadas con la Orden, como ahora contaban con todo el poder del ministerio podían romper los hechizos defensivos y una vez dentro hacer lo que les viniera en gana sin temor a represalia alguna. Les contó también que habían torturado a los padres de Tonks para sonsacarle su paradero, pero ellos habían resistido. Les mostró dos noticias que traía El Profeta, en una se buscaba a Harry para ser interrogado por la muerte de Dumbledore y en la segunda que el ministerio había comenzado una cacería de los nacidos muggles. Los chicos inmediatamente se preocuparon por Hermione, pero luego se dieron cuenta que todos estaban fugados. Lupin les informó también que asistir al colegio ahora era obligatorio para todos los niños.
Remus buscó cuidadosamente las palabras para decirles lo que tenía que informarles.
-          Sirius… –empezó vacilante. Sam y Harry se pusieron en tensión – Sirius está…fue alcanzado por una maldición y…
-          ¿Qué? – gritó Sam agarrando a Remus por la camisa.
-          Está muy mal herido. Cayó tratando de proteger a Ginny. Todos fuimos interrogados de forma muy dura, pero cuando Sirius despertó, los mortífagos fueron especialmente duros con él, porque sabían la relación que los une. Suponemos que no se lo llevaron a Azkaban porque cometieron el error de darlo por muerto. Decidimos no llevarlo al hospital para que los mortífagos no lo atrapen o intenten matarlo. Está en La Madriguera, Molly lo está cuidando, sabemos que los hechizos defensivos ahora no son tan efectivos pero por ahora servirán ya que por el momento no lo están buscando.
Todos habían permanecido en aterrorizado silencio. Sam perdió por completo el color y empezó a desvanecerse, si Ron no hubiera estado a su lado para sujetarla, habría dado de lleno en el piso. Lupin se acercó rápidamente y la reanimó. Le aseguró que no se angustiara que Molly estaba cuidando a Sirius muy bien y Ron agregó que su madre sabía mucho de remedios caseros que curaban casi cualquier cosa. Al final la chica se repuso un poco y continuaron con su conversación.
Lupin les ofreció ir con ellos en lo que fuera que Dumbledore les había encomendado pero los chicos lo miraron extrañados y fue Hermione  la que formuló la pregunta.
-          ¿Y Tonks?
-          Ella estará bien en casa de sus padres.
Había algo que no les cuadraba y seguían mirando al hombre con curiosidad. Hasta que agregó casi con indiferencia que Tonks estaba embarazada. Los chicos lo felicitaron y luego les volvió a preguntar que si lo dejarían ir con ellos.
-          Solo para estar seguro – dijo Harry- ¿Quieres dejarla para venir con nosotros?
-          Ella estará segura allí Harry. Y estoy seguro de que James habría querido que yo me quedara con sus hijos.
-          Pues yo no –contestó Harry- para empezar nuestro padre habría querido saber por qué no te quedabas con tu propio hijo.
-          No lo entienden –dijo- yo cometí un grave error casándome con Tonks, lo hice contra mi buen juicio y me he arrepentido mucho por ello.
-          De manera que ahora –dijo Sam con indignación- te deshaces de ella y del niño y te largas.
Lupin se levantó y pateó la silla donde había estado sentado.
-          No entienden lo que les he hecho a mi mujer y a mi hijo, los he convertido en unos parias. Nadie quiere a los de mi especie y si por un milagro mi hijo no es como yo, será mejor que no tenga un padre del cual tenga que avergonzarse.
-          Remus –dijo Hermione llorando- cómo ningún niño podría sentirse avergonzado de ti
-          Ah no se Hermione –dijo Harry- yo me siento bastante avergonzado de él.
-          El ministerio está persiguiendo a los nacidos muggles –dijo Sam- imagínate lo que le harían a un medio hombre lobo,  cuyos padres  son miembros de la Orden. Nuestro padre murió para proteger a su familia. ¿Crees que él te diría que dejaras a tu familia y vinieras con nosotros?
-          ¿Cómo…cómo se atreven? –dijo Lupin atragantándose-
-          Harry, Sam, no –  chilló Hermione, pero Sam continuó
-          Creo que estas siendo muy atrevido al calzarte los zapatos de Sirius.
-          No lo puedo creer – dijo Harry – el hombre que nos enseñó a defendernos de los dementores…un cobarde.
Lupin lo apuntó con la varita, Harry apenas tuvo tiempo de sacar la suya. Se oyó un Bang y Samantha gritó Protego. Apenas vieron el revuelo de la capa de Lupin al dar vuelta e irse. Hermione le gritó que volviera, pero ya se había ido. Los chicos se sintieron mal, pero dijeron que si eso servía para que volviera con Tonks, habría valido la pena.
Kreacher volvió esa noche con Mundungus, lo interrogaron acerca del guardapelo y el les dijo que una mujer del ministerio, con cara de sapo se lo había quitado. Harry miró a los demás y vio su propia sorpresa reflejada en el rostro de los demás.


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