Salieron del agua, a la que habían saltado después de
haber estado volando sobre el dragón por mucho tiempo. Estaban quemados y
agotados. Pero tuvieron la visión de
Voldemort enterándose de que los chicos sabían de la existencia de los
Horrocruxes y su resolución de ir a revisar que los demás estuvieran a salvo.
También vieron que pensaba que el que estaba en Hogwarts, se encontraba más a salvo porque allí estaba Snape. Harry
se levantó y les dijo que debían ir a Hogwarts lo más aprisa posible. Habían
pensado que podrían descansar un poco, pero no había tiempo. Se metieron bajo
la capa y se desaparecieron hacia Hogsmede. Apenas se aparecieron allí sonó una
alarma. Los estaban esperando. Como no los encontraban, llamaron a los
dementores así que Harry se vio obligado a convocar un patronus y casi los
descubren. El cantinero de Cabeza de Puerco los salvó introduciéndolos a la
taberna y diciéndole a los mortífagos que había sido él quien había convocado
el patronus. Se enteraron de que este hombre, al que habían visto en su
anterior visita a la taberna, era en realidad Aberforth, el hermano de
Dumbledore. Este les contó toda la historia de su familia y les dijo que
huyeran antes de que fuera demasiado tarde, pero los chicos insistieron en que
debían entrar en Hogwarts. Finalmente, los ayudó. A través de una pintura de su
hermana Ariadna, que conducía a un pasadizo por el que se llegaba a Hogwarts,
apareció Neville quien muy contento los condujo a la sala de los menesteres,
que era a donde conducía el pasadizo.
Allí encontraron a muchos alumnos del colegio, quienes
se escondían de los Carrows. Presentaban distintas heridas producto de los
castigos a los que habían sido sometidos. De pronto Harry y Sam tuvieron la
visión de Voldemort furioso al descubrir que el Horrocrux que estaba en la
cabaña de su abuelo había desparecido. Los que estaban en la sala de los
menesteres tenían la equivocada impresión de que los chicos habían ido para
plantar pelea, pero les dijeron que necesitaban encontrar algo con urgencia.
Dieron que los ayudarían, que todos los que estaban allí habían probado su
lealtad a Dumbledore y su lealtad a ellos. Para sorpresa de los chicos comenzó
a llegar más gente, los primeros en aparecer fueron Luna y Dean. Harry sintió
que se le paraba el corazón cuando vio aparecer a Ginny, tras ella venían Fred,
George y Lee.
Les dijeron a los demás que tenían que encontrar algo
perteneciente a Ravenclaw. Lo único de lo que se tenía conocimiento era de la
diadema de Ravenclaw pero que nadie la había visto nunca. Sin embargo Luna se
fue con Harry a la sala común de Ravenclaw. Allí hubo una trifulca con los
Carrows, cuando éste logró entrar a la
Sala y encontró a su hermana atada en el piso y la profesora
McGonagall se negaba a ayudarlo, el hombre escupió el rostro de la profesora y
Harry se enfureció y lo atacó. Después de esto le explicó sucintamente a la
profesora lo que necesitaba y le advirtió que Voldemort no tardaría en llegar
al castillo. Llamó a los profesores Sprout, Flitwick y Slughorn para proteger
al castillo y organizar a los alumnos para evacuarlos. En el camino se
encontraron con Snape, se pelearon y Snape escapó. Harry urgió a la profesora,
había tenido otra dolorosa visión de Voldemort. Los profesores comenzaron a
lanzar encantamientos protectores.
Cuando regresaron a la sala de los menesteres Harry se
llevó una gran impresión por la cantidad de gente que había llegado. Kingsley, Lupin, Oliver Wood, Angelina,
Katie, Alicia, Bill, Fleur y los señores Weasley y…
-
Sirius –gritó Harry
y corrió hacia él – pero qué hacen aquí.
-
Yo les avisé – dijo
Fred –
-
¿Qué está
sucediendo? -preguntó Lupin
-
Voldemort viene
–dijo Harry – los profesores están protegiendo el castillo, vamos a luchar. Se
están organizando en el comedor.
Todos comenzaron a salir hacia allá. Pero Sirius
agarró a Harry y le preguntó dónde estaban Sam, Ron y Hermione. Harry estaba
desconcertado él los había dejado allí. Los gemelos le dijeron que los había oído decir algo de un
baño. Solo quedaban los Weasley, Harry y Sirius, cuando apareció otra persona.
-
¿De qué me perdí,
ya ha comenzado? –dijo Percy Weasley.
Todos se asombraron pero pronto estuvieron abrazándose.
Harry salió con todos los demás y dejaron a Ginny en la sala, ya que sus padres
habían dicho que era demasiado joven para participar. Mientras caminaba hacia
el comedor se encontró con los chicos que venían corriendo hacia él y traían
algo en los brazos. Le explicaron que habían bajado a la Cámara de los Secretos. Sam
que al igual que su hermano podía hablar parsel,
la había abierto y rápidamente recogieron colmillos de basilisco y destruyeron
la copa. Entraron al comedor y ya estaban los alumnos allí. La profesora
McGonagall empezó a explicar el plan para la evacuación del castillo, cuando
una voz que parecía provenir de las paredes, habló:
-
Sé que se están
preparando para luchar, pero sus esfuerzos serán inútiles, no pueden luchar
contra mí, no quiero matarlos, siento un gran respeto por los profesores de
Hogwarts. No quiero derramar sangre mágica. Entréguenme a los Potter y no se
les hará daño, dejaré la escuela intacta y serán recompensados. Tienen hasta
media noche.
Se hizo el silencio, todos miraban a los gemelos.
-
Pero están allí
–dijo Pansy Parkinson – que alguien los coja.
Sirius enseguida se puso delante de los chicos. Todos
los Griffindor, a una, se levantaron y se enfrentaron a la mesa de Slytherin
protegiendo a los Potter, lo mismo hicieron los Ravenclaw y los Hufflepuff, de
todas las túnicas salieron las varitas y apuntaban hacia Pansy.
-
Gracias señorita
Parkinson –dijo una iracunda McGonagall – usted será la primera en abandonar el
castillo, junto con el resto de su casa.
Sirius se volvió y con angustia abrazó a Sam a quien
hasta ese momento no había visto. Sin
embargo su voz sonó igual de dulce que siempre.
-
Hola princesa
–dijo- te he echado de menos.
La profesora McGonagall les metía prisa a los alumnos,
cuando pasó por donde estaban los chicos.
-
Potter –y ambos
voltearon – ¿no tienen un trabajo qué hacer? Sirius, los gemelos Weasley te
están esperando para organizar la vigilancia de los pasadizos.
Y todos salieron disparados a lo suyo. En el camino se
encontraron con Nick, el fantasma de Griffindor y le preguntaron por el
fantasma de Ravenclaw, él les dijo que era la Dama Gris y fueron en su
busca. La encontraron y le preguntaron por la Diadema. Al principio
ella se negó a decirles nada pero luego les contó la historia. Inmediatamente
supieron que el joven a quien la
Dama le había dado la información de la diadema era Voldemort
y Sam recordó dónde había visto una diadema que se correspondía con la que
buscaban, así que partieron a la carrera hacia la sala de los menesteres. En el
camino se encontraron con Tonks y la abuela de Neville. Más adelante con Hagrid
a quien Grawp había lanzado por una ventana. Entraron a la sala y comenzaron a
buscar. Cuando ya Harry estaba a punto de agarrarla. Aparecieron Malfoy, Crabbe
y Goyle. Se enfrascaron en una lucha y finalmente Crabbe conjuró Fuego Maldito
y éste comenzó a tragarse con violencia todo a su paso. Los chicos consiguieron
unas escobas y trataban de escapar en ellas Ron se había subido a una con
Hermione y Harry a la otra con Sam. Cuando ya estaban cerca de la puerta
escucharon unos quejidos.
-
Harry –gritó Sam –
son Malfoy y Goyle.
-
Es demasiado peligroso –dijo Ron – pero ya
Harry volaba hacia ellos – SI MORIMOS POR SU CULPA, JURO QUE LOS MATARE – les
gritó Ron a Sam y a Harry.
Samantha asió a Draco y Hermione a Goyle. Se dirigían
a la salida cuando Harry vio que la diadema saltaba sobre las llamas, se desvió
para cogerla.
-
¿Qué haces, la
salida está por allá? – chilló Malfoy
Pero ya Harry, con sus reflejos de buscador, extendía
la mano y atrapaba la diadema. Giró y salieron chocando aparatosamente contra
la pared. Cuando se levantaron revisó la diadema y notó que una sustancia
oscura como sangre manaba de la diadema, vibró y se rompió emitiendo un débil
grito de dolor. El Fuego Maldito, la había destruido.
-
Bueno si pillamos a
la serpiente…-comenzó Hermione, pero no
pudo terminar, porque aparecieron Fred y Percy peleando con unos mortífagos.
Los aturdieron y se reunieron con los demás, pero eso
solo duró un segundo porque una gran explosión se sintió. Salieron despedidos
en distintas direcciones, Harry sentía que le sangraba la mejilla, Sam tenía
una herida en el brazo y Hermione luchaba por salir de debajo de los escombros,
cuando escucharon un grito desgarrador. El mundo pareció detenerse. Fred estaba
tendido en el piso con los ojos fijos. Estaba muerto.
Después tuvieron que defenderse de los ataques de
varios mortífagos. Luego se metieron en un nicho y Harry se concentró en
Voldemort, tenían que localizarlo para acabar con la serpiente. Vio que
Voldemort estaba en la casa de los gritos con Malfoy que rogaba por la vida de
su hijo. Salieron a todo correr. Cuando llegaron se escondieron y vieron que
Voldemort hablaba con Snape. Desde donde estaban no podían atacar a la
serpiente, sin delatar su posición, además de que estaba protegida por una
especie de pecera flotante. Vieron, con horror, cómo Voldemort ordenaba a la
serpiente atacar a Snape y luego dejarlo tirado e irse. Lo había hecho porque
como Snape había sido el que mató a Dumbledore, necesitaba matar a Snape para
que la varita le otorgara su lealtad. Cuando Voldemort salió, los chicos
entraron, Snape aún estaba vivo y mirando a los chicos se llevó la varita a la sien y les dijo:
-
Tó..men..lo –era,
evidentemente un recuerdo.
Hermione conjuro una redoma donde depositaron la
sustancia. Snape aferró el brazo de Sam y Harry se puso en guardia.
-
Mí…ra…me – le dijo
a la chica. Los ojos verdes encontraron los oscuros, pero después de un segundo
quedaron fijos y la mano que sujetaba a la chica golpeó el piso. Snape había
muerto.
Se disponían a irse cuando la oz de Voldemort resonó
en todas partes.
-
Han peleado valientemente y yo respeto mucho
eso. Ahora les hablo a ustedes, Harry y Samantha Potter, han dejado que sus
amigos mueran por ustedes. Tienen una hora para entregarse si no, mataré a cada
hombre, mujer o niño que intente protegerlos. Los espero en el Bosque
Prohibido. Una hora.
Regresaron al castillo. Pasaron por el comedor y
vieron que estaban atendiendo a los heridos y reuniendo a los muertos, junto al
cuerpo sin vida de Fred estaban Remus y Tonks, Sirius estaba inclinado junto a
ellos y con gruesas lágrimas cayendo por su rostro, se veía herido en varios
lugares, pero vivo, y fue lo único que les importó. Mientras Ron y Hermione se
acercaban a la familia Weasley, que rodeaba el cuerpo de Fred, los gemelos que
habían permanecido bajo la capa invisible se fueron al despacho del director.
Allí vieron
toda la historia de Snape. Vieron su infancia, su entrada a Hogwarts, su
enemistad con su padre y su amor por su madre. Vieron como se había pasado al
lado de Dumbledore cuando Voldemort sentenció a sus padres. Vieron su
desesperación y su dolor cuando Voldemort mató a su madre. Vieron las
conversaciones con Dumbledore para que mantuviera en secreto su amor por la
pelirroja y su determinación de proteger a los gemelos; cómo Dumbledore le
había pedido que lo matara, porque estaba sentenciado por la maldición del
Horrocrux. Vieron con horror como Dumbledore le explicaba que en el momento en
que Voldemort había atacado a Harry, un fragmento de su alma había ido a parar
a Harry y cómo era necesario que Voldemort lo matara para acabar con ese Horrocrux. Vieron la ira de
Snape al sentirse engañado por Dumbledore, ya que sintió que todos esos años
los había estado protegiendo, solo para que el chico muriera en el momento
correcto; vieron cómo el director planeo
el escape de Harry y cómo Snape trataba de salvar a Lupin de una maldición que
le lanzaba un mortífago y el Sectumsempra que lanzó, le dio George. Y por último, cómo Nigellus le había avisado
que los chicos estaban en el Bosque de Dean y cómo había puesto la espada en la
charca.
Al fin conocían toda la verdad. Y ésta era aterradora.
Sam se aferraba a su hermano como si de esa manera pudiera de alguna forma
evitar lo que estaba por pasar. Harry le dijo a su hermana que le dejaba el
trabajo de acabar con Nagini, pero
ella se negó rotundamente a dejar que Harry se dirigiera, solo, al bosque. Dijo
que entendía que no podía evitar lo que estaba por venir, pero que de ninguna
manera lo dejaría solo. Si él debía morir, ella moriría con él. Harry se
exasperó. Trató de utilizar todos los argumentos que se le ocurrieron.
-
Samantha – dijo con
paciencia - nuestros padres nos separaron para salvarte, esto es algo que debo
hacer “solo”, entiéndelo por favor. ¿Crees que puedo llevarte a la muerte así,
sin más?. Piensa en Sirius, ¿lo vamos a dejar solo? Quiero que mi muerte sirva
para algo, y si ese algo es salvarte, entonces que así sea. Además, no solo
deberás deshacerte de Nagini, si yo
soy el último Horrocrux, después de mi muerte Voldemort se sentirá seguro,
podrás matar a la serpiente y luego podrás matarlo a él.
Sam lloraba con desesperación tratando de encontrar un
fallo en el razonamiento de su hermano.
-
Sam –continuó
Harry- empezamos esto juntos, estamos a punto de conseguirlo y después que yo
no esté, tú debes terminarlo.
Por fin la chica accedió, pero le dijo que de igual
manera no lo dejaría marchar solo. Que iría con él, de modo de saber el momento
justo para matar a la serpiente. Se metieron bajo la capa nuevamente y
emprendieron el camino, ya había pasado media hora, de la que Voldemort les
había concedido. Pasaron junto a Neville y Harry le dijo a Sam que no se dejara
ver. Se acercaron y Harry le dijo a Neville que había que matar a la serpiente
de Voldemort, que era algo muy importante que debía hacerse. Después de
asegurarse que Neville había entendido bien, se metió nuevamente bajo la capa y
siguieron su camino.
Después que se habían adentrado bastante en el Bosque.
Vieron a unos mortífagos y los siguieron. Llegaron a la hondonada de las arañas
y allí estaban. Harry le dio un fuerte abrazo a su hermana y salió de debajo de
la capa. Sam se hizo a un lado con el corazón apretado pero ya no le quedaban
lágrimas.
-
Parece que he sido
engañado –decía Voldemort
-
- No –dijo Harry –
no lo has sido.
Harry tuvo intención de coger la varita de Draco, que
tenía junto a su pecho para acabar con la serpiente, pero si lo intentaba los
mortífagos se lo impedirían. Entonces vio un rayo de luz verde que venía
directamente hacia él.
En el momento en que Harry recibió la maldición. Sam
se desvaneció. Harry despertó en un lugar extraño que le pareció la estación
King Cross. Allí se encontró con Dumbledore, que le dio todas las explicaciones
que le debía. Y luego le dijo que era su decisión si volvía o no. Harry decidió
volver.
Cuando despertó se dio cuenta de que Voldemort también
debía haberse desmayado porque los mortífagos estaban preocupados y se
mostraron muy aliviados cuando su señor se levantó. Harry trató de comunicarse
con su hermana. Sam, Sam, estoy vivo. No
te muevas de dónde estás. Voldemort le lanzó a Harry la maldición
torturadora pero Harry no se movió. Sam sintió como un calor muy grande
recorría su cuerpo pero no sintió dolor, así que se quedó quieta y en silencio
como se lo había pedido su hermano. Narcisa Malfoy se acercó a comprobar que
Harry estuviera muerto, le puso una mano en el pecho y sin que nadie la
escuchara, apenas con un susurro le preguntó por Draco y él le contesto que
estaba bien. Narcisa confirmó la muerte de Harry y Hagrid fue obligado a
levantarlo y llevarlo en brazos al castillo. Harry volvió a comunicarse con su
hermana. Quédate lo más cerca posible de
Hagrid. Cuando llegaban al castillo Voldemort se dirigió a sus ocupantes,
diciéndoles que había matado a Harry mientras intentaba huir, les dijo que
rindieran y serían perdonados. Harry oyó las voces de McGonagall, Ron,
Hermione, Ginny y Sirius. Todos los sobrevivientes empezaron a lanzarle
insultos a los mortífagos. Voldemort los hizo callar y ordenó a Hagrid que
dejara el cuerpo a sus pies. Volvió a decir que Harry trataba de escapara
cuando él lo mató, entonces Ron le gritó y todos empezaron de nuevo a gritarle
a Voldemort. Este volvió a lanzarle el encantamiento silenciador y de la
multitud salió Neville y cargó contra Voldemort, quien le detuvo y preguntó
quién era, y Bellatrix proporcionó la información.
-
Ah sí, ya recuerdo
– dijo Voldemort – provienes de un linaje noble, necesitamos gente como tú
Neville Longbothom.
-
Me uniré a ti
cuando el infierno se congele – gritó Neville – Ejercito de Dumbledore – y hubo
vítores de parte de la multitud que estaba en las escalinatas del castillo a
quienes los hechizos silenciadores de Voldemort parecían no hacer nada.
Voldemort le colocó el sombrero seleccionador a
Neville y éste comenzó a arder. Entonces
varias cosas ocurrieron a la vez. Se oyó como si muchas personas estuvieran
acercándose al castillo, Grawp apareció gritando el nombre de Hagrid y se
oyeron cascos al galope y tañidos de arcos cuyas flechas tomaron por sorpresa a
los mortífagos. Sam aprovechó la confusión y se lanzó sobre su hermano para
cubrirlo con la capa y ambos se apartaron de ahí. Neville se desembarazado del
encantamiento que Voldemort había lanzado sobre el sombrero y de éste extrajo
la espada de Griffindor y atacó a la serpiente, con un solo tajo separó la
cabeza del cuerpo del animal. Voldemort lanzó un grito de furia, pero Harry y
Sam lanzaron potentes escudos protectores entre Neville y Voldemort.
Reinaba el caos. Se veía a los centauros cargando
contra los mortífagos, los thestrals y Bucbeck atacaban a los gigantes y
cientos de magos salidos de no sabían dónde estaban llegando al colegio
comandados por Charlie Weasley y Slughorn, eran los familiares y amigos de los
estudiantes de Hogwarts. Harry y Sam todavía bajo la capa, le lanzaban hechizos
a los mortífagos que caían sin saber qué o quién los habías atacado. Todos
estaban siendo forzados a entrar al castillo donde la lucha era tremenda.
Vieron que desde las cocinas salían los elfos domésticos con Kreacher a la
cabeza, con cuchillos de cocina y atacaban en las piernas a los mortífagos.
Voldemort luchaba contra McGonagall, Slughorn y Kingsley y muy cerca Bellatrix
contra Ginny, Luna y Hermione. Harry quedó sin aliento cuando una maldición
asesina casi alcanza a Ginny, pero la señora Weasley les grito que se apartaran
de su camino y se enfrentó a Bellatrix, ésta se burlaba de Molly mientras la
atacaba pero la señora Weasley le gritó que ella nunca más dañaría a ninguno de
sus hijos. Entonces Harry y Sam lo vieron, en un segundo Bellatrix fue alcanzada por la maldición de Molly y la
luz escapó de sus ojos.
Voldemort enfurecido lanzó un hechizo con el que se
quitó de encima a sus oponentes y se volvió hacia Molly Weasley. Harry y Sam
lanzaron un potente Protego y
Voldemort desconcertado se volvió a todos lados para ver quien había lanzado el
hechizo y en ese momento los chicos salieron de debajo de la capa.
-
Que nadie
intervenga – dijo Harry – esto es entre Voldemort y nosotros.
Harry y Sam avanzaron tomados de la mano.
-
¿Realmente creen
que pueden, dos chiquillos, enfrentarse a mí? –pregunto Voldemort con sorna
-
No matarás a nadie
más esta noche, ni nunca más –dijo Sam.
-
¿No lo entiendes
Tom? – dijo Harry – estaba preparado para morir para evitar que hicieras daño a
esta gente. Hice lo que hizo mi madre, protegerles de ti.
-
No has notado que
no puedes herirles, no puedes torturarles,
ninguno de tus hechizos les ha tocado. No has aprendido nada de tus
errores, Tom – dijo Sam
-
Se atreven…
-
Sí, nos atrevemos
–dijo Harry- sabemos un montón de cosas que tu no. ¿Quieres saber algunas?
–preguntó Harry.
-
¿El amor de nuevo?
¿ Piensan que tienen una magia que yo desconozco o algún arma más poderosa que
la mía? –dijo agitando la varita.
-
Las dos cosas –dijo
Sam
-
¿Creen de veras que
conocen magia más poderosa? Yo que se cosas con las que Dumbledore ni siquiera
soñó.
-
Oh, soñó con ellas
–dijo Harry – solo que era más astuto que tú.
-
Era débil –dijo
Voldemort con desprecio- El está muerto, yo ordené su muerte.
-
Creíste hacerlo
–dijo Harry- Dumbledore planeó su propia muerte, Severus Snape siempre fue un
espía de Dumbledore
-
Todavía la varita
no funciona correctamente para ti,
¿verdad Tom? –dijo Sam
-
Te aconsejo que
pienses bien antes de matarnos –dijo Harry- ¿No escuchaste a Ollivanders?, la
varita elige al mago. Esa varita no pertenecía a Snape, porque quien desarmó a
Dumbledore fue Draco Malfoy, así que la varita le pertenecía a él y no a Snape.
-
Eso no tiene
importancia, - dijo Voldemort- después me desharé de él.
-
Llegas tarde, yo
desarme a Malfoy hace semanas –dijo Harry agitando la varita de Draco.
-
La pregunta es
–intervino Sam - ¿sabe la varita que sostienes, que su último amo fue
desarmado? Porque si es así, Harry es el auténtico amo de la Varita de Saúco.
En el Gran Comedor reinaba un silencio pesado, nadie
se atrevía ni a respirar. Harry apretó la mano de su hermana y le dijo Es hora, y Sam dijo como si de una
oración se tratara: Por el poder de Tu
sangre, Mi sangre y la sangre de Nuestros Padres
-
Expelliarmus
-
Avada Kedavra
Los tres rayos colisionaron, la
Varita saltó de la mano de Voldemort y Harry con su habilidad
de buscador la agarró en el aire. Tom Riddle cayó hacia atrás con los ojos
rojos vacíos. Voldemort había muerto.
El tumulto estalló a su alrededor. Ron, Hermione,
Sirius y Ginny fueron los primeros en alcanzar a los chicos y abrazarlos entre
risas y lágrimas. Pero Harry y Sam se miraron y se abrazaron fuertemente. Por
fin todo había terminado.
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