Nacimiento, lágrimas y despedida
Lily y James se encontraban en su habitación, ambos muy deprimidos por la decisión que habían tenido que tomar, pero concientes de que era lo mejor para poder proteger a sus hijos.
Lily y James se encontraban en su habitación, ambos muy deprimidos por la decisión que habían tenido que tomar, pero concientes de que era lo mejor para poder proteger a sus hijos.
Esa noche se encontraban cenando en su habitación con Sirius y Sabrina,
quienes trataban de no dejarlos, en la medida que sus obligaciones con la Orden
se los permitía. Cuando de pronto entró el director, por la cara que traía,
supusieron malas noticias.
- Señor? - dijo James
- Se siente bien? - pregunto Sabrina
- No, estoy realmente asqueado, y me disculpan, pero acabo de enterarme
de una desgracia, la familia Richmond ha sido exterminada.
Lily y Sabrina se llevaron las manos a la boca para ahogar un grito.
Ambas pensaron en su amiga Daphne, a quien desde que salieron del colegio,
hacía apenas un año, no habían visto. Sus padres decidieron no trabajar para la
Orden porque pensaron que de esa manera protegían a su familia, ya que veían
con espanto como estaban siendo cazados.
- Todos están muertos? - preguntaron con un hilo de voz
- Todos excepto Daphne, pero está en San Mungo. Fue torturada y violada.
Hasta ahora permanece inconciente, pero los sanadores no saben que
consecuencias hayan podido producir tdos los daños que le causaron.
Todos permanecieron en un silencio opresivo, por sus mentes pasaban
escenas aterradoras. De pronto Lily soltó un gemido apenas audible, pero James
la escucho y corrió a su lado.
- Qué tienes, amor? -dijo asustado
- Creo que ha comenzado - contestó Lily, sujetando su vientre.
Todos se pusieron en movimiento, la súbita revelación del parto
inminente los sacó de sus pensamientos.
- Voy por Madame Pomfrey - dijo Sirius.
- No - acotó Dumbledore- me temo que la señorita Hallinger tendrá que
hacerse cargo junto con la profesora McGonagall, acabo de enviarle un patronus.
- Pero prefesor, ninguna de ellas es sanadora - dijo Sirius. James se
encontraba muy ocupado tratando de llevar a Lily a la cama.
- Dadas las circunstancias que rodean a este parto, y a las medidas que
se tomaran a partir de ahora, nadie más puede participar en él. Sabrina - dijo
dirigiéndose a la chica - tengo entendido que usted hizo todos los EXTASIS para
seguir la carrera de sanadora, asi que estoy en lo correcto al pensar que puede
usted asistir este parto?
La chica estaba estupefacta, pero reaccionó enseguida.
- Haré todo lo que esté a mi alcance profesor.
- Bien, James, Sirius encarguense de proporcionarle todo cuanto necesite
para esto, ah, profesora ya está aquí.
- Es cierto entonces, ha comenzado - pregunto Minerva
- Si, asi es. Ayúdelas por favor, estaré en mi despacho, si me necesita,
envíeme un patronus.
Las próximas tres horas transcurrieron a la velocidad del rayo. James
caminaba como loco, tan pronto estaba sosteniendo las manos de Lily, como
tirándose de los cabellos.
- Lily - dijo Sabrina - pondré en práctica todo lo que se, pero debes
ayudarme, es la primera vez que hago esto y estoy tan nerviosa como tú.
- No te preocupes - contestó la peliroja- confío en ti, sé que lo harás
bien.
Pasada otra hora y cerca de la medianoche, después de un desgarrador
grito, que le partía el corazón a James, se escuchó el primer llanto. James que
le sostenía a Lily una mano, no sabía si reir o llorar, Sirius entre tanto se
puso a brincar, olvidando que le estaba sosteniendo la otra mano a Lily.
Sabrina cortó el cordón y le pasó el bebe a la profesora que lo recibió y
envolvió en una manta.
- Es un hermoso niño - dijo emocionada la profesora. Ya se dirigía a
colocarlo en brazos de su madre cuando Sabrina la detuvo.
- Aún no, profesora, falta el otro y ya viene.
Lily volvió a retorcerse del dolor, pero ya no le quedaban fuerzas ni
para gritar.
- Vamos Lily - instó Sabrina - un último esfuerzo, ya está por salir.
A los pocos segundos, se escuchó otra vocecita, que aunque no llegó a
ser el llanto fuete del primero, fue perfectamente audible.
- Por las barbas de Merlín - exclamó Sabrina - Es...una NIÑA!!!!
La profesora McGonagall puso al primer bebe precipitadamente en brazos
de Sirius y tomó la otra manta para tomar a la bebita. James estaba en estado
de shock, Sirius lloraba y reía al mismo tiempo. Sabrina se dejó caer en el
sillón y escondió su rostro entre sus manos aún llenas de sangre y comenzó a
llorar, era un gran alivio haber podido ayudar a traer al mundo a esos bebes
sin complicaciones pero la tensión la venció.
James besó a su esposa y luego tomó a su hija en brazos. Lily muy
agotada pidió ver a sus hijos y James y Sirius se acercaron los bebes. Ella
besó a su hijo en la frente y preguntó:
- Harry James...? - mirando a James.
- Me parece bien - contestó el aludido.
Luego se giro a su hija, la miró, la besó y dijo:
- Samantha Sofía.
Luego miró a su amiga y la llamó para que se acercara.
- Sabrina - dijo tomándole las manos- nunca podré agradecerte lo que hoy
has hecho por nosotros, del mismo modo que aunque viva mil años no
podré agradecerte lo que aún estás por hacer. Gracias amiga.
Ambas mujeres se abrazaron y en silencioso llanto se expresaron el
profundo cariño que las unía.
Ya había pasado casi un mes del nacimiento de los pequeños Potter y se
acercaba el momento de la separación. Lily miraba a sus hijos y se
deshacía en llanto. James estaba que se trepaba a las paredes de desesperación.
Cuando tomaron la decisión les pareció lo más apropiado y seguro para los niños
pero ahora todo se veía distinto. Ahora que habían tenido a sus hijos en
brazos, que los habían besado y sentido, no lograban calmar la
desesperación que los consumía.
Pocos días antes, cuando los bebes tenían 15 días, hablaron con Sirius y
Sabrina, ellos serían los padrinos de los niños. La pequeña ceremonia se
llevaría acabo al día siguiente, uno antes de la separación definitiva.
A la mañana siguiente, se encontraban Dumbledore, la profesora
McGonagall, Sirius, Sabrina y los Potter. Dumbledore llevaría acabo la
ceremonia, ya que era imposible que nadie más lo hiciera.
- Bien vamos a comenzar, Lily, James por favor acerquense.
Así lo hicieron y ambos dijeron, colocando a Harry y a Samantha en
brazos de Sirius y de Sabrina:
- Estamos colocando en sus manos, lo que para nosotros es más precioso,
si noosotros llegaramos a faltar - Lily soltó un sollozo - juran ustedes,
educar, guiar y proteger a estos niños como si fueran propios, aún
a costa de sus propias vidas?
- Lo juro - dijeron ambos.
- Saquen sus varitas - dijo el director.
Todos sacaron sus varitas, las de Lily y James apuntaron al corazón de
Sirius y de Sabrina, las de Sirius y Sabrina apuntaron al corazón de los
niños.
- El encantamiento que van a realizar los unirá de por vida a estos
niños, si lo rompen tendrá consecuencias tan serias, que hasta podría costarles
la vida, están dispuestos?
- Si - dijeron ambos.
- Bien - procedan.
- Protegere per Vita - dijeron
James y Lily
- Protego Totallus Semper
- dijeron Sirius y Sabrina.
Y de las varitas de los Potter salió y rayo dorado que dió en los
corazones de Sirius y Sabrina y al mismo tiempo un rayo del mismo tono salio de
las varitas de estos hacia el corazón de los pequeños. Entonces Dumbledore
volvió a preguntar.
- Juran ustedes cumplir con esto?
- Lo juro - volvieron a decir ambos
- Que así sea - dijo el anciano
Entonces de la varita de Dumbledore salió una especie de cinta que
parecía cristalina y los envolvió a los 4 (Sirius y, Sabrina y los niños) y
luego desapareció dejando en la frente de los niños una especie de rocío y en
las manos de ambos padrinos un imperceptible tatuaje en forma de estrella.
- Ese es el símbolo de su compromiso, lo llevarán hasta el día de su
muerte. Y de ese moodo concluyó la pequeña ceremonia.
La mañana siguiente fue la más dura que ninguno de los presentes
recordaba. Lily tenía los ojos rojos e hinchados al igual que Sabrina. James
tenía unas ojeras que delataban ls muchs noches sin dormir. Sirius había
abandonado su habitual temperamento jocoso y se lo veía triste y cabizbajo. Pe
llegó el momento. Habían acoradado que sería la pequeña Samant5ha quien se
quedaría al cuidado de su madrina, mientras que Harry se iría con sus padres al
Valle de Godric.
- Profesor -comenzó a decir Lily- sabe que esto es lo más dificil que he
tenido que hacer en toda mi vida, la mitad de mmi corazon se queda aqui. le
pido un minuto mñas para realizar un antiguo encantamiento que los mantendrá
unidos a pesar de que no estén juntos.
- Adelante niña.
James y Lily tomaron una daga cada uno y se hicieron un pequeño
corte cada uno en la palma de la mano, luego hicieron lo mismo con las de sus
hijos, unieron las suyas a las de sus hijos y la de los bebes entre ellos. Y
pronunciaron el conjuro.
- Unite per Sanguis Semper.
Una luz que parecía provenir de todos los envolvió cegando a los demás
que estaban en la habitación. Harry abrió los ojos y lanzó un grito mientas su
hemanita tambien los abrió un segundo después, pero solo miró a su madre.
Cuando todo volvió a la normalidad se soltaron y Lily caminó hacia Sabrina y le
puso a su hija en los brazos.
- No se por cuanto tiempo llevarás esta responsabilidad sobre tus
hombros, pero cuidala mucho y asegurate de decirle a diario que la amamos,
aunque no lo entienda aún - dijo Lily mientrs silenciosas lágrimas rodaban por
sus mejillas. James se acercó beso a su hija en la frente y se dió vuelta
incapaz de soportar aquello un minuto mas.
- Las cosas no siempre son como esperamos, pero nuestro corazón se queda
contigo, y algún día la fuerza de la sangre nos unirá nuevamente.
Lily beso a su hija en la frente y la pequeña miró a su madre como
si entendiera lo que decía, le dedicó una dulce sonrisa, que no se borraría
nunca más de los ojos de Lily, porque fue lo último que vió de su pequeña hija.
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