31 de octubre
James se encontraba en el salón jugando con Harry
cuando entró Lily.
-
Bueno – dijo – ya
es hora de que este caballerito se vaya a dormir.
-
Vamos campeón, ya
escuchaste a mami.
Lily tomó a su hijo en brazos, James lanzó su varita
en el sillón y se dispuso a seguirlos para darle un beso de buenas noches a su
hijo, pero se detuvo y prestó atención. Alguien caminaba hacia la casa, se
devolvió corriendo hacia el vestíbulo y…
-
Lily, coge a Harry
y vete, corre es él le retendré – entonces se dio cuenta de que había dejado la
varita en el sillón, pero no le importó.
Voldemort rió cruelmente, sabía que James no tenía su
varita.
-
Avada Kedavra.
La luz verde brillo en todo el vestíbulo iluminando
los pasamanos de la escalera y el cochecito de bebe que estaba en un rincón.
James cayó como una marioneta a la que le habían cortado los hilos. Se dirigió entonces a la habitación del niño,
esperando que la chica no se interpusiera, ella no tenía que morir, solo le
interesaba el niño. Forzó la cerradura de la puerta y quitando de en medio las
cajas y muebles que habían sido apilados precipitadamente tras la puerta. Lily
se paró frente a la cuna y abrió los brazos para proteger a su hijo.
-
Harry no!
Harry no por favor, Harry no.
-
Apártate muchacha estúpida.
-
Harry no por favor,
llévame, mátame a mi
-
Apártate es mi
última advertencia.
Pudo haberla apartado fácilmente de la cuna, pero
decidió que era mejor matarlos a todos.
-
Avada Kedavra
La luz verde brilló intermitentemente en toda la
habitación y cayó como su marido. Que estúpidos y que confiados habían sido al
confiar en sus amigos. El niño no había llorado en todo ese tiempo, seguía con
interés todos los movimientos del encapuchado, pensando quizá que era su padre.
Voldemort apuntó la varita con mucho cuidado a la cara del niño. Quería ver
cómo ocurría, la destrucción de este inexplicable peligro. El niño comenzó a
llorar al ver que no era James. No le gustó que llorara, nunca había podido
soportar el llanto de los pequeños en el orfanato.
-
Avada Kedavra
Entonces se rompió, el no era nada excepto terror y
dolor. Tenía que esconderse, no aquí entre los escombros de la casa en ruinas,
donde el niño estaba atrapado y gritando, sino lejos…muy lejos…
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Mientras tanto en el castillo Sabrina se preparaba
para acostar a Samantha después de una solitaria cena de Halloween. Ya la niña
estaba en su cuna, cuando comenzó a llorar desesperadamente, pero más que
llanto eran gritos de terror. Sabrina se asustó
y fue a cogerla en brazos, la acunó pero la nena no se calmaba, ya desesperada
le envió un patronus a Dumbledore. Pocos minutos después el director tocaba a
su puerta, pero no esperó a que le hiciera pasar porque escucho los gritos de
la pequeña.
-
Qué ha sucedido,
qué tiene la pequeña? –preguntó
-
No lo sé profesor,
de pronto comenzó a llorar de forma desesperada y no ha habido forma que se
detenga, no se qué hacer, ya la revise, no tiene nada físico, no está enferma,
no lo sé – dijo con desesperación la chica.
De pronto la pequeña se quedó callada y comenzó a
adormecerse. Ambos la miraron con evidente asombro. Sabrina se sentó y la
colocó en su regazo, temerosa de que despertara y siguiera llorando de la misma
forma. Comenzó a acariciarle el cabello y entonces se dio cuenta.
-
Profesor…
-
Qué, qué sucede?
-
Mire – dijo
señalando la frente de la niña.
Una curiosa cicatriz en forma de rayo se había formado
en su frente, no sangraba y no estaba morada alrededor, solo enrojecida en el
centro. Ambos miraban sin encontrar ninguna explicación a aquel extraño
fenómeno, sin embargo llegaron a la conclusión de que nada más sucedería esa
noche y que tampoco nada averiguarían por el momento. Así que Dumbledore le
aconsejó descansar y se retiró.
No podía estar más equivocado el anciano director.
Apenas llegó a su despacho lo esperaban terribles noticias.
-
Minerva, Alastor,
qué sucede? –preguntó al ver a las dos personas que ocupaban su despacho.
-
Siento haber venido
sin avisar Dumbledore pero algo terrible e inexplicable ha ocurrido – Alastor
Moody.
-
Explícate por favor
– dijo a su vez el profesor.
-
Se trata de los
Potter, fueron asesinados esta noche, hace apenas un par de horas.
-
Estas seguro? Cómo
lo sabes?
-
Como el Valle de
Godric es pueblo mágico casi en su totalidad, teníamos destacados a unos
cuantos aurores en los alrededores, más que todo queríamos prevenir que la
gente no se excediera en la celebración de Halloween, y además ya conocemos el
sentido del humor de los mortífagos.
Hace unos momentos me avisaron que los que hacían la ronda encontraron los cadáveres
en la casa de los Potter.
-
Pero eso no es
posible Alastor, nadie puede ver esa casa, está protegida por el encantamiento Fidelio y ya sabes cómo funciona, si el
guardián no te lo dice no puedes verla, así que tus aurores deben haberse
confundido de familia.
-
Albus, sé
exactamente cómo funciona el encantamiento, pero te digo que son los Potter,
tengo la zona acordonada, quise venir a avisarte personalmente antes de
dirigirme al sitio, pero según lo que me informaron están todos muertos.
-
Puedes esperar un
momento por favor? Minerva acompáñeme por favor.
-
No te tardes, tengo
trabajo que hacer.
Rápidamente, salieron del despacho. Una vez en la
escalera de caracol Dumbledore dijo:
-
Minerva dígale a
Hagrid que me alcance en la casa de los Potter.
-
Qué hará Albus?
Alastor lo espera en su despacho – dijo la mujer, quien aún se secaba los ojos
con su pañuelo escocés.
-
No se preocupe,
solo necesito verificar lo que me ha
dicho, y prefiero hacerlo solo.
Dicho esto desapareció y reapareció en la casa en
ruinas. Miró el vestíbulo donde yacía el cuerpo sin vida de James y luego subió
sin que los guardias lo vieran. El segundo piso estaba prácticamente destrozado
por la fuerza de las maldiciones. Vió con tristeza el cuerpo tirado de Lily y
entonces se acercó a la cuna. Harry estaba allí acostado, pero al contrario de
sus padres quienes yacían con los ojos abiertos, él los tenía cerrados, esto
llamó la atención de Dumbledore y se acercó más. Se llevó una enorme sorpresa
al notar que el niño RESPIRABA.
Miles de peguntas cruzaron por su mente y ninguna
tenía respuesta. Qué ocurrió? Por qué Voldemort no había matado al niño si ese
era su objetivo principal? Y además, dónde estaba Voldemort mismo?. No había
tiempo para elucubraciones, se decidió por un método más práctico. Cerró los
ojos y así permaneció unos minutos, luego dijo unas palabras ininteligibles y
en su mano apareció una pequeña esfera de cristal, sacó su varita, y aún con
los ojos cerrados, colocó la punta de esta sobre la esfera y dijo: Apperio y de la varita salió como una
corriente eléctrica que se introdujo en la pequeña esfera. Después de esto desapareció para reaparecer en su despacho.
-
Ya me iba – dijo
con malhumor Moody.
-
Discúlpame Alastor,
necesitaba verificar lo que me dijiste.
-
Ah! Entiendo, en
estos días no podemos confiar en nadie. Irás entonces o ya no es necesario?
–preguntó.
-
Al contrario, es
muy necesario que regrese. No creerás lo que vas a ver. Vamos.
Al llegar al lugar, ya se encontraba Hagrid allí, pero
los guardias no lo dejaban pasar.
-
Espera un momento
aquí Hagrid, por favor – dijo Dumbledore.
-
Si, profesor.
Mientras subían al dormitorio, Moody preguntó:
-
Había alguna
disposición especial en este caso? Sé que James no tenía familia pero Lily si,
aunque son muggles.
-
Espera un momento y te informo lo que se
hará.
Llegaron a la habitación y se acercaron a la cuna.
Moody vió al pequeño en su cuna pero no se acercó.
-
Entonces qué?
–preguntó
-
Quiero que mires
esto con atención – dijo Dumbledore sacando la pequeña esfera de cristal y
dándosela a Moody.
En la pequeña esfera flotaban como en una película,
las imágenes de todo lo sucedido durante el ataque de Voldemort. Después de
mirarlo todo, Moody se volvió hacia Dumbledore y luego miró a la cuna.
-
Está vivo? –
preguntó con estupefacción
-
Así es, está
inexplicablemente vivo.
-
Pero…y Voldemort?
-
Eso mi querido
amigo es algo que no puedo contestarte porque no tengo la menor idea.
-
Crees que este
muerto?
-
No,
definitivamente, no creo eso, pero algo pasó que lo debilitó, pero de ahí, no
sé más que tú.
-
Cómo obtuviste
ese…qué demonios es eso, un recuerdo? Pero de quien?
-
No es exactamente
un recuerdo, es magia antigua, bajo ciertas circunstancias, se puede tener
acceso a los sucesos recientes de algunos lugares, pero consume mucha energía.
-
No sabía eso – dijo
Moody, no muy convencido – Y bien qué haremos con el niño?
-
Yo me ocuparé, pero
necesito un poco de tiempo, necesito hacer un encantamiento para proteger al
pequeño, porque aunque Voldemort haya desaparecido aún corre peligro.
-
Bien ordenaré a mis
hombres llevar los cadáveres de los Potter al Ministerio, mientras preparamos
el funeral. Avísame cuando estemos listos.
Dumbledore se quedó en la habitación con el niño
mientras Moody bajaba el cuerpo de Lily. Cerró nuevamente los ojos y comenzó a
elaborar el encantamiento que le brindaría protección al niño. Así permaneció
varios minutos hasta que finalizó el encantamiento. Cuando bajó, solo se
encontraban Alastor, Hagrid y un
guardia.
-
Profesor – dijo
Hagrid – dónde está el niño, Moody me dijo que está vivo.
-
Así es Hagrid y
necesito encargarte un misión importante. Ya está amaneciendo, es necesario que
permanezcas aquí hasta el anochecer y luego te dirigirás con Harry al número 4
de Private Drive en Surrey, allí te estaré esperando a la medianoche; te dejaré
comida para que alimentes al niño y procura que nadie los vea, en cualquier
caso – dijo girándose hacia Moody – puedes dejar al guardia con órdenes de que
nadie se acerque?
-
Por supuesto – dijo
y se dirigió a hablar con el guardia.
-
Te espero a la
medianoche Hagrid, confío en ti –dijo el anciano
-
Allí estaré profesor.
Dumbledore y Moody se desaparecieron y Hagrid subió
para ver al pequeño Harry, quien dormía en su cuna sin saber que ya había
empezado por todo el país la noticia de “el niño que vivió”.
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