Las cosas en
Grimauld Place habían cambiado dramáticamente desde que le habían dado el
guardapelo de Regulus a Kreacher. Los atendía con esmero y hasta su trato hacia
Hermione se había suavizado.
Con la noticia de que el primer Horrocrux lo tenía
Dolores Umbridge, los chicos comenzaron a planear los próximos pasos a seguir.
Diseñaron con mucho cuidado su entrada al ministerio. Durante varios días se
turnaron para vigilar la entrada del ministerio hasta que llegó la fecha en que
decidieron entrar. Usaron un poco de poción multijugos y la habilidad de Sam
para las Transformaciones y entraron. Harry recuperó el ojo de Moody, que
estaba en la puerta del despacho de Umbridge y entraron a un salón donde se
llevaban a cabo las vistas para los nacidos muggles. Allí aturdieron a los
miembros de la junta revisora le quitaron el guardapelo a Umbridge y con la
ayuda de sus patronus lograron atravesar la sala llena de dementores. Pero
cuando trataban de volver a Grimauld Place, sin querer arrastraron a Yaxley,
uno de los mortífagos, y este vio el número 12 de Grimauld Place. De modo que
tuvieron que desaparecerse y aparecieron en el bosque donde se había efectuado
el mundial de Quidditch. Decidieron quedarse allí y las chicas hicieron los
encantamientos protectores mientras Harry sacaba la tienda. Ron estaba herido
porque se había escindido.
Esa noche mientras Harry montaba guardia en la puerta
de la tienda, tuvo otra dolorosa visión de Voldemort torturando a Gregorovitc
el fabricante de varitas. Sam que estaba tendida en una de las camas también lo
vio. Vieron como Gregorovitch le decía a Voldemort que él no lo tenía que se lo
habían robado y como Voldemort entraba a su mente y veía al ladrón. Pero al
ladrón de qué, se preguntaban los chicos.
Habían acordado que no era seguro permanecer en un
solo lugar. Así que levantaron el campamento y se aparecieron a las afueras de
una ciudad comercial. Harry fue bajo la capa a ver si conseguía algo de comida
pero estaba lleno de dementores y no pudo hacer el patronus. Eso los preocupó
seriamente, pero se dieron cuenta de que no podía hacerlo porque llevaba
colgado el guardapelo. Así que comenzaron a turnarse para llevarlo. Pero cada
vez que alguien lo llevaba le afectaba de diferente manera. Ron se ponía
irascible. Hermione taciturna. Sam la embarga la tristeza y Harry se sentía
sofocado y con un fuerte peso en el estómago.
Cambiaron de lugar y acamparon cerca de una solitaria
granja, donde consiguieron huevos y pan, dejándole dinero a sus dueños.
Como Dumbledore le había dicho a Harry que Voldemort
probablemente guardaría los Horrocruxes en lugares importantes para él,
repasaban constantemente qué lugares podría haber escogido. El Orfanato,
Hogwarts, Burgin & Burke, Albania. Pero no llegaban a un acuerdo razonable.
Trataron de ir al Orfanato donde había crecido Voldemort pero descubrieron que
el lugar había sido demolido. Harry seguía pensando que debía haberlos escondido
en lugares como Hogwarts, el ministerio de magia o Gringotts, lugares
importantes.
Los chicos habían dejado de llamar a Voldemort por su
nombre para no tener problemas con Ron, que estaba irritable y cada vez que
llevaba el guardapelo se ponía directamente desagradable.
Como no se les ocurrieron nuevas ideas siguieron
viajando, por medio de la aparición, a distintos lugares, laderas de montañas,
cuevas cubiertas de guijarros, zonas boscosas, hendiduras en acantilados. Cada
doce horas más o menos se cambiaban el guardapelo.
Cuando los días se convirtieron en semanas, Harry
comenzó a pensar que sus amigos estaban arrepentidos de haberse embarcado en
este viaje. Quizá pensaban que tenía un plan y en realidad no lo tenía. Solo
sabía que tenía que buscar y destruir los Horrocruxes. El problema era que no
sabía ni dónde buscar. Sam lo consolaba diciéndole que no, que todos sabían a
lo que se exponían cuando decidieron venir, y que lo habían hecho porque eran
sus amigos. Pero Harry había visto a Ron y a Hermione hablando con las cabezas
juntas y callarse cuando lo veían llegar. Harry sabía que Sam tenía poderosas
razones para estar a su lado pero los otros no, así que pensaba que en
cualquier momento decidirían volver con los suyos.
Llegó el otoño, ahora armaban la tienda sobre mantos
de hojas secas. Una noche mientras comían Ron dijo:
-
Mi madre puede
hacer aparecer una comida decente del aire.
-
Es imposible hacer
aparecer comida de la nada – dijo Hermione – puedes convocarla si sabes dónde
está, puedes transformarla, puedes incrementar la cantidad si tienes un poco,
pero…
-
- No te esfuerces
en incrementar ésta –dijo Ron malhumorado.
De pronto escucharon ruidos y se pusieron alertas.
Escucharon voces parecían dos o tres personas y unos duendes. Se enteraron que
eran el señor Tonks, Dean Thomas, su compañero de Griffindor, un tal Dirk y dos
duendes Griphook y Gornuk. Todos ellos estaban siendo perseguidos, los primeros
por su estatus de sangre y los segundos porque no reconocían como director a
ningún mago. Se enteraron de que Ginny, en compañía de otros chicos habían
tratado de robar la espada de Griffindor pero Snape los había atrapado. Después
de eso había enviado la espada a Gringotts, pero los duendes dijeron que era
una falsificación. Nadie sabía dónde estaba la original. Snape había castigado
cruelmente a los chicos pero no dijeron qué les hicieron. También dijeron que El Profeta publicaba puras mentiras, que
había que leer El Quisquilloso, éste
decía que todo mago que estuviera en contra de Voldemort debía ayudar a los
Potter. Y se preguntaban dónde estarían los chicos.
Hermione corrió a buscar su bolso y sacó la pintura de
Phineas Nigellus, que había guardado en él, para preguntarle sobre lo que había
pasado en el despacho del director. El les dijo que Ginny, Neville y Luna
habían intentado robar la espada y que Snape los había enviado a cumplir un
castigo con Hagrid al bosque prohibido. Harry suspiró aliviado. Le preguntaron
también cuando había sido sacada la espada por última vez y él les dijo que
Dumbledore lo hizo para golpear un anillo. Los chicos se miraron y cuando el
hombre abandonó la pintura empezaron a sacar rápidas conclusiones. La espada
era un poderoso objeto mágico aparte de que las hojas fabricadas por duendes
absorbían aquello que las fortalecía, y esa espada estaba impregnada de veneno
de basilisco, de modo que con ella se podían destruir los Horrocruxes, por eso
Dumbledore quería que Harry la tuviera. Ron no participó para nada de la
conversación. Y cuando trataron de que lo hiciera se desató una violenta
discusión entre ellos, que terminó con la súbita salida de Ron.
Sam intentó consolar a Hermione pero la chica estaba
deshecha. Harry por su parte también lo estaba pero no decía nada.
Pasaron los días y no volvieron a tener noticias de Ron. Harry comenzó a
sacar el mapa del merodeador para ver el puntito que de señalaba a Ginny y
pensó que en cualquier momento vería aparecer uno que dijera Ron, pero eso no
sucedió. De vez en cuando sacaban el retrato de Nigellus para tener noticias,
pero éste no se mostraba muy contento de que le pusieran una venda sobre los
ojos. Este les informó que Snape estaba enfrentando constantes problemas. A
Ginny le habían prohibido las salidas a
Hogsmede, Snape había prohibido las reuniones de alumnos. De modo que
supusieron que Ginny, Neville y Luna estaban tratando de reorganizar el ED. A
Harry le entraron ganas de estar allí con ellos pero recordó que su cabeza y la
de su hermana tenían precio, diez mil galeones por cada uno.
Llegó el invierno. Comenzaban a aparecer árboles y
adornos de navidad en las casas y tiendas. Una noche Hermione y Sam estaban
revisando el Libro de Beddle cuando le pidieron ayuda a Harry, éste se extraño
porque si ellas que habían estudiado Runas no sabían, él mucho menos. Pero no
era una Runa, era el mismo símbolo que tenia Xenophilus Lovegood y era el
símbolo de Grindelwald, así se los hizo saber a las chicas informándoles que
había sido Krum quien se lo había dicho. Les dijo, que había estado pensando
que debían ir al Valle de Godric, de modo que se dedicaron a planear la ida.
Hermione estaba segura que Dumbledore le
había dejado la espada a Bathilda Bagshot para que Harry fuera por ella. Sam no
estaba muy segura de esa teoría, pero para no contradecir a Hermione, se quedó
callada.
Aparecieron en el Valle la noche de navidad, vieron
una estatua que había sido levantada allí en honor a sus padres. Fueron al
cementerio y encontraron primero la tumba de la madre de Dumbledore y su
hermana, después una tumba que tenía la marca del libro y pertenecía a un tal
Ignotus Peverell, por fin encontraron la de sus padres:
James Potter
Nacido el 20 de marzo de 1960
Murió el 31 de octubre de 1981
Lily Potter
Nacida el 30 de enero de 1960
Murió
el 31 de octubre de 1981
El último enemigo
que debe ser destruido es la muerte
Los chicos lloraron ante la tumba de sus padres, por
qué se habían ido, por qué los habían dejado, se sentían tan solos, de pronto
no querían estar ahí, después de haber querido tanto estar ante la tumba de sus
padres, ahora les parecía inútil. Hermione había conjurado una guirnalda de
flores, mientras veía a sus amigos llorar con desconsuelo. Se levantaron y
Harry le pasó un brazo por lo hombros a su hermana y se dispusieron a
marcharse. De pronto Sam se detuvo, tenía la certeza de que alguien los
vigilaba. Pero revisaron con la mirada el lugar y no vieron a nadie.
Salieron del cementerio y caminaron sin rumbo fijo. De
pronto se encontraron frente a la casa
de sus padres. Presentaba un aspecto ruinoso. Y la vegetación crecía salvaje.
Vieron la parte derecha del piso superior destruida. Cuando Harry tocó la verja
un letrero se iluminó en el piso:
En este lugar, en
la noche del 31 de octubre de 1981
Lily y James Potter perdieron sus vidas. Su
hijo, Harry, permanece siendo el único Mago que
alguna vez haya sobrevivido a la Maldición
Imperdonable.
Esta
casa, invisible para los muggles, se ha dejado
en su estado ruinoso como monumento a los Potter,
y como recordatorio de la violencia
que
destrozó a su familia.
Mucha gente había dejado mensajes a los chicos
alentándolos y diciéndoles que estaban con ellos o simplemente deseándoles
suerte. Notaron que una figura se movía hacia ellos. Cuando estuvo bastante
cerca les hizo señas para que lo siguieran. Hermione se asustó mucho y Sam
sintió que se encendía una alarma en su interior, pero Harry decidió seguirla.
Llegaron a una casa que olía muy mal. La mujer le hizo señas a Harry de que la
siguiera arriba y Harry así lo hizo. Sam le dijo a Hermione que no le gustaba
aquello. Sam agarró una fotografía que había sobre una repisa y se fijó que era
el ladrón que aparecía constantemente en las visiones que tenían de la mente
Voldemort, aquel que le había robado algo a Gregorovitch. De pronto Sam sintió
que la cicatriz comenzaba a quemarle y escucho una voz fría que decía Entretenle. Como pudo le dijo a Hermione
que algo iba mal que tenían que subir. El espectáculo era aterrador la enorme
serpiente de Voldemort estaba atacando a Harry y con la cola comenzó a
atacarlas a ellas. La serpiente soltó a
Harry y se dirigió directamente a ellas. Harry apenas recuperó el
aliento y vio el nuevo peligro, tenía que sacarlas de allí. Sam gritó de dolor.
Harry estaba desesperado y su cicatriz le dolía terriblemente. Sam volvió a
gritar pero esta vez para decirle algo a Hermione. Y Harry alcanzó a escuchar
lo que él estaba a punto de gritarles, El
viene. Los chicos estaban luchando por sus vidas. Harry las agarró a ambas
en el momento en que Hermione gritaba Confringo
y toda la habitación voló a su alrededor y Harry sin dudarlo saltó por la
ventana arrastrando a las chicas con él. Y luego sintió la conocida opresión de
la desaparición. No sabía quien estaba guiando la desaparición pero se alejaban.
Y perdió el sentido.
Cuando despertó estaban en la tienda pero Hermione se
veía cansada y ojerosa. Buscó a su hermana y la vio tendida en la otra cama.
Hermione le explicó que habían estado inconscientes durante horas, que habían
estado gritando y habían tenido fiebre. Les había curado las heridas donde la
serpiente los había mordido. Sam abrió los ojos y Hermione comenzó de nuevo a
contar lo que había sucedido. Pero la peor noticia fue, que en la lucha la
varita de Harry se había partido y aunque trataron de repararla, no fue
posible.
Hermione se había traído de la casa la biografía de
Dumbledore escrita por Rita Skeeter y en ella encontraron la foto del ladrón,
resultó ser una fotografía de Grindelwald. Leyeron muchas cosas en él que los
dejaron muy descompuestos.
Una noche mientras Harry hacía la guardia, vio una
cierva plateada y decidió seguirla, era un riesgo pero algo le decía de no
entrañaba ningún peligro. La siguió durante
largo rato hasta que la cierva desapareció, pero Harry encontró una charca
que en el fondo tenía la espada de Griffindor, encontró todo el asunto muy
extraño, pero sin pensarlo mucho se sumergió a sacarla. Por poco le cuesta la
vida. Por suerte Ron vino en su ayuda, rescató a Harry y sacó la espada de la
charca. Después de eso, Harry abrió el guardapelo y de él surgieron las figuras
de Harry y Hermione burlándose de Ron, abrazándose y besándose. Harry le gritó
a Ron que lo destruyera pero éste estaba como en trance viendo todo aquello,
hasta que por fin dejó caer la espada sobre el guardapelo y lo destruyó.
Volvieron a la tienda muy contentos. Pero Hermione no se mostraba dispuesta a
perdonar a Ron. Este les explicó lo difícil que había sido encontrarlos y que
al fin lo había hecho con ayuda del Desiluminador.
Pasaron varios días y decidieron ir a ver al señor
Lovegood para aclarar lo del símbolo del libro, estaban en las vacaciones de
navidad y Luna debía estar en casa. Cuando llegaron a la colina que rodeaba a
Ottery St Catchopole, los chicos sintieron nostalgia por su casa, estaba tan
cerca. Ron también expresó lo mismo y los chicos se extrañaron, después de todo
el acababa de estar en su casa. Pero Ron les dijo que no, que no había ido a su
casa porque no habría podido soportar a Fred y a George que se lo habrían
tomado “genial” y Ginny habría sido realmente “comprensiva”. Le preguntaron a
dónde había ido y les dijo que estuvo en la casa de Bill. El señor Lovegood los recibió pero se mostró
bastante reticente para ser alguien que
le había estado diciendo al mundo que había que ayudar a los Potter. Les dijo
que Luna estaba en el río, que iría a avisarle que ellos estaban ahí. Cuando le
dijeron que la razón que los había llevado hasta allí era averiguar sobre el
símbolo que llevaba el día de la boda, él les dijo que se trataba del símbolo
de las reliquias de la muerte. Les habló del cuento de Los Tres Hermanos de
Beddle y entonces Hermione les leyó el cuento para tener una idea de qué era de
lo que hablaba el señor Lovegood.
Mientras el señor Lovegood, bajaba a preparar algo para
comer Harry subió al cuarto de Luna y se dio cuenta de que Luna llevaba mucho
tiempo sin visitar ese lugar, así que
enfrentó al padre y este confesó que los mortífagos se la habían llevado y que
no se la devolverían si no entregaba a los Potter. Harry pensó rápidamente que
habían caído en otra trampa. Así que le dijo a Lovegood que se apartara de su
camino si no quería que le hicieran daño, pero mientras ellos veían por la
ventana que se acercaban los mortífagos, Lovegood les lanzó un hechizo que esquivaron
por poco, pero que le dio a un cuerno de Erumpent y hubo una explosión
colosal. Los mortífagos ya estaban en la
casa pero no podían subir a causa del derrumbe que había causado la explosión.
Los chicos tuvieron que desaparecerse, pero asegurándose de que vieran a Harry
y a Sam para que no le hicieran daño al señor Lovegood.
Harry y Sam tuvieron una discusión porque posterior a
la visita a Lovegood, Harry se había
obsesionado, con el asunto de Las Reliquias de la Muerte. Estaba
seguro de que tenía dos de las reliquias, la capa y la piedra, ya que, según
él, eso era lo que Dumbledore le había dejado dentro de la snitch. Pero seguía
sin saber cómo abrirla. ¿Qué era aquello de “me abro en el cierre”?. Además
estaba convencido de que eran descendientes del tercer hermano del cuento,
Ignotus Peverell. Sam estaba dividida entre la certeza de que su hermano tenía
razón y le necesidad de buscar los Horrocruxes. Pensaba que la certeza que
sentía de que su hermano tuviera razón,
se debía más a su conexión con los pensamientos y sentimientos de Harry,
que a su propia convicción.
Pero pronto tuvieron un problema más serio. Los snatchers los capturaron y a pesar de
que Hermione y Sam hicieron rápidos hechizos para modificar las apariencias de
Harry y de Sam, terminaron por reconocerlos, aunque a medias, y los llevaron a la Mansión Malfoy.
Aquello fue una terrible pesadilla. Aquel lugar albergaba una amenaza de seria
naturaleza, Bellatrix Lestrange. A pesar de todo nadie parecía capaz de
reconocerlos. Le ordenaron a Draco que los identificara, éste se acercó a Harry
y no pudo reconocerlo y cuando se acercó a Sam, ella tuvo la certeza de que la
había reconocido, pero vio en sus ojos que se negaba a entregarla. A Sam la
asaltó la duda. ¿Sería acaso posible que Draco Malfoy, realmente sintiera algo
más allá del simple deseo de molestarla? Desechó ese pensamiento y se concentró
en los problemas inmediatos. Lucius Malfoy estaba a punto de llamar a Voldemort
cuando se dieron cuenta de que ellos tenían la espada. Bellatrix se mostró
horrorizada, los mandó a encerrar en un calabozo, pero escogió a Hermione, a
quien había identificado positivamente, para torturarla y que así le dijera de
dónde habían sacado la espada.
Con ellos habían sido traídos también un duende y
Dean, a quienes, al parecer, habían capturado previamente. En el calabozo
encontraron a Luna y al señor Ollivander. Se sintieron desesperados al oír los
chillidos de dolor de Hermione, pero nada podían hacer. En ese momento no
supieron cómo (Harry se los explicaría después) pero Dobby llegó a rescatarlos.
Se llevó primero a Dean, Luna y el señor Ollivanders, Ron dijo que a la casa de
Bill. Al duende se lo habían llevado arriba para que dijera si la espada era
auténtica. Cuando enviaron a Colagusano por los chicos, sucedió algo muy
extraño, forcejearon un poco y el hombre dudó un momento cuando atacaba a Harry
y seguidamente se asfixió con su propia mano. Los chicos no se detuvieron en
consideraciones y subieron a toda carrera, se enredaron en una violenta lucha,
Ron aturdió a Lucius Malfoy, Harry desarmó a Draco y Sam luchaba a brazo
partido contra Bellatrix, sufrió varias heridas y cortes, hasta que la desarmó
también. Ron cogió a Hermione y Harry cargó al duende en su espalda y tomó la
mano de Sam, quien estaba cegada por el dolor en la cicatriz y dieron la mano a
Dobby, lo último que vieron mientras
desaparecían fue a Bellatrix que
lanzó una daga e hirió al elfo. Cuando llegaron a Shell Cottage, éste falleció.
Pasaron varios días en la casa de Bill y Fleur, en los
que hicieron un trato con el duende para que los ayudara a entrar en Gringotts,
éste accedió a ayudarlos a cambio de la espada. El señor Ollivanders les había
explicado todo lo que sabía de las varitas, pero no pudo explicar el extraño
comportamiento de la varita de Harry. Ya sabían que Voldemort iba tras la
varita de saúco y sabían además que, quien la había robado era Grindelwald, por
lo tanto la varita estaba en la tumba de Dumbledore quien fue el que derrotó a
Grindelwald. Y Voldemort, lo sabía también. Mientras estaban en casa de Bill se
enteraron que habían “marcado” a la familia Weasley en cuanto se enteraron que
Ron estaba con los Potter, de modo que ahora todos se estaban escondiendo.
También recibieron la inesperada visita de Lupin, para anunciar el nacimiento
de su hijo. Harry y Sam le hicieron prometer que no le diría a Sirius que ellos
estaban allí. Cuando tuvieron todo listo entraron a Gringotts. Otra pesadilla.
Se quemaron con los objetos que se multiplicaban al tocarlos, habían sido
descubiertos y venían en su persecución. Griphook les quitó la espada. Lograron
escapar liberando al dragón que vigilaba las cámaras de seguridad, y montando
sobre él, salieron volando, dejando tras de sí una serie de destrozos. Pero habían conseguido la Copa de Hufflepuff.
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