La Magia de Harry Potter

Los personajes y el mundo donde se desarrollan las historias que se publicarán en este Blog son de la exclusiva propiedad de J.K. Rowlings, solo la trama y algunos personajes me pertenecen y por esa razón los nombres de los mismos serán utilizados en otras historias. Bienvenidos y espero que disfruten de las historias. Merlina

sábado, 8 de febrero de 2014

Y si todo hubiese sido distinto - cap. 07 -

No importa lo que diga Sirius es inocente

Sabrina despertó sobresaltada, se levantó y fue a ver a la niña, pero estaba dormida, comenzó a pasearse por toda la estancia. Había tenido un mal día y aparentemente la noche no sería mejor, miró la hora, era un poco más de medianoche. Se preparó un poco de té, se lo bebió lentamente y luego volvió a acostarse. No sabía que le pasaba, pero estaba segura de que algo no iba bien. Despuntaba el alba cuando logró conciliar un agitado sueño.

Acababa de terminar con el desayuno de de Samantha cuando tocaron la puerta. Fue a  abrir y se encontró con Minerva.
-          Buenos días profesora –saludó
-          Buenos días, Sabrina –dijo a su vez, McGonagall – vengo a quedarme un momento con la niña, el profesor Dumbledore desea verte en su despacho, utiliza el pasaje secreto por favor, los pasillos están llenos de alumnos.
-          Está bien profesora, trataré de volver lo antes posible.
Le dió un beso a su pequeña ahijada y salió rumbo al despacho del director. Caminó por un estrecho pasadizo y al llegar al final asomó cuidadosamente la cabeza para asegurarse de que no había nadie, dijo la contraseña y subió. El director la esperaba y la hizo pasar.
-          Buenos días, Sabrina – saludó el anciano – siéntate por favor.
-          Buenos días, profesor – saludó a su vez – dígame, para qué me mandó a llamar?
El anciano se quedó observándola, con aquellos ojos que parecían traspasarte, juntó las yemas de sus dedos y se quedó un momento pensativo. Luego se levantó, caminó hasta ella y le tomó las manos. Todo esto disparó una súbita señal de alarma en la mente rápida de Sabrina, algo no estaba bien, esa actitud del director no era habitual.
-          Debes ser fuerte querida niña –dijo con voz suave – lo que tengo que decirte va a causarte mucho dolor.
-          No… -dijo la joven
-          Lo lamento profundamente, pero James y Lily están muertos.
Sabrina no se dio cuenta de que se había puesto de pie, pero de pronto por su cerebro empezaron a circular una serie de imágenes de todos los años pasados juntos, Lily en el expreso de Hogwarts, Lily en el comedor, Lily en un baile con James, James atrapando la snitch, James y Sirius alborotando en la sala común, Lily  confiándole que estaba embarazada, Lily y James el día de su boda, el día del nacimiento de los gemelos, el bautizo y por último el día de la despedida y las palabras de Lily resonaron en su cabeza “No sé por cuánto tiempo llevarás esta responsabilidad sobre tus hombros, pero cuídala mucho y asegúrate de decirle a diario que la amamos”. En ese momento se quebró, profirió un tremendo grito de dolor y cayó de rodillas  ahogada en un mar de lágrimas.
Dumbledore, sentía una profunda pena, pero aún debía darle una noticia igualmente dolorosa, sin embargo le concedió unos minutos para que se desahogara un poco. Luego la ayudó a levantarse y a sentarse nuevamente. Cuando la vió un poco más calmada y se disponía a hablar, ella lo hizo primero.
-          Dónde está Sirius, aún no ha vuelto de su misión, ya sabe todo esto? – pregunto aún sollozante.
-          Sabrina, debes ser fuerte – comenzó el director y vió el espanto en los ojos de la muchacha – sé que no será fácil aceptar lo que voy a decirte, pero Sirius fue el que traicionó a los Potter – y con paciencia procedió a explicarle todos los sucesos.
Mientras el director hablaba Sabrina sentía una opresión en el pecho que amenazaba con explotar, un dolor tan intenso se había apoderado de ella, que creía que en cualquier momento se partiría por la mitad. Dumbledore seguía hablando, pero no estaba seguro de si la chica lo estaba escuchando, tenía una mirada como ausente. Terminó de narrar los hechos y guardó silencio. Sabrina fijó sus ojos en los de él y preguntó con una serenidad que lo sorprendió:
-          Y eso es todo, lo dejaron ASI, NO INVESTIGARON? – a medida que hablaba su ira crecía y su voz iba en aumento.
-          Sabrina, entiendo cómo te sientes, pero…
-          NO, no entiende. Acaban de enviar a un hombre inocente a Azkaban, sin pruebas, sin juicio. Eso le parece justo?
-          Sabrina, -dijo con paciencia – parece que has olvidado que Sirius era el guardián secreto de los Potter.
-          No, usted – y acentuó la última palabra – ha olvidado que ellos acordaron que sería alguien más, alguien menos obvio.
-          Pero eso nunca sucedió, James no me avisó.
-          El que no se lo haya dicho, no significa que no lo  hiciera.
-          Sabrina, hubo testigos del hecho. Entiendo que te cueste aceptarlo, pero Voldemort era especialista en seducir a la gente y Sirius pertenece a una familia, que es por todos sabido que apoya las ideas de Voldemort. Además teniendo en cuenta los que Voldemort le hizo a Regulus, es apenas natural que Sirius…
-          NO SE ATREVA SIQUIERA A INSINUAR QUE SIRIUS ERA UN COBARDE – grito la chica fuera de sí – Y TAMPOCO ERA UN TRAIDOR, HABRIA PREFERIDO MORIR ANTES DE ENTREGAR A SUS AMIGOS.
-          Escúchame…
-          Ya escuché suficiente – dijo Sabrina. Miró a Dumbledore con odio, pero habló con una frialdad como si hace un minuto no hubiese estado gritando – no me importa si usted no lo cree, no importa que todo el Ministerio diga que es culpable. Sirius Black no es un asesino y voy a demostrarlo.
Salió dando un portazo. Dumbledore consideró por  un momento seguirla, pero después pensó que sería mejor darle algo de tiempo para asimilar todos los horrores que acababa de contarle. También pensó en todo lo que dijo la joven y duda se clavó en su mente. Y si estaban equivocados? Y si habían cometido un error? Y si James en verdad había cambiado de guardián sin participárselo? Pero por qué no se lo había dicho, en caso de que efectivamente hubiese sucedido así, había tenido la oportunidad de hacerlo, hacía pocos días que había hablado con él en ocasión de pedirle la capa de invisibilidad. No tenía respuesta para esas preguntas. Miró a los retratos de los antiguos directores y dijo:
-          En verdad que el amor es una fuerza maravillosa – y con estas enigmáticas palabras se dispuso a abrir el correo que estaba llegando en ese momento.

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