Los dos hombres se encontraban solos, uno lloraba con
desesperación y el otro lo miraba con tristeza. Se trataba de Sirius Black y
Albus Dumbledore.
-
Lo siento Sirius,
de veras lo siento, habría dado cualquier cosa por no tener que decirte esto
nunca, pero sabía que preguntarías.
El hombre seguía llorando como un niño, pero al cabo
de un rato que pareció muy largo, levantó el rostro aún surcado por las lágrimas.
-
¿Sufrió mucho? –
preguntó con la voz quebrada
-
Me temo que sí, las
maldiciones le causaron graves heridas y hemorragias internas.
-
¿Sabe que me
produce más dolor? –preguntó – que murió creyéndome culpable.
-
Te equivocas, ella
jamás creyó algo así. Solo pidió dos cosas antes de morir. Que cuidara a los gemelos y que demostrara tu inocencia.
Sirius sentía tanto dolor como si le estuvieran
lanzando la maldición torturadora. Después de otro largo momento, volvió a
preguntar.
-
¿Quién lo hizo? –
pero en su voz ahora había ira
-
Ahora no vale la
pena… -comenzó a decir el profesor
-
Quiero saber ¿quién
lo hizo? – volvió a decir con los enrojecidos ojos clavados en el anciano.
-
Fue tu prima,
Bellatrix Lestrange – dijo el profesor con resignación.
-
Le juro que cuando tenga
a esa perra enfrente…
-
Sirius, no
alimentes un odio de esas dimensiones. Recuerda que tienes un deber que
cumplir. Hay dos chicos que son ahora tu responsabilidad.
-
Responsabilidad que
no puedo cumplir como es debido porque estoy aquí encerrado, sin poder
demostrar mi inocencia, sin poder vengar a mis seres queridos. Sin poder hacer
nada útil.
-
Todo a su tiempo Sirius, todo a su tiempo.
*******************************************************************************
Harry estaba pasando uno de los peores veranos de su
vida. Nadie le daba noticias de nada. En sus cartas Ron y Hermione daban a
entender que estaban juntos en alguna parte, pero siempre decían que cuando se
vieran le contarían, pero nadie le decía cuándo sería eso. Su hermana estaba en
una situación similar. Así que abandonando toda consideración y prudencia
habían acordado verse cerca de la casa de los Dursley. Sam había hecho arreglos
para llegar al Caldero Chorreante y de ahí iría a ver a Harry. Quedaron en
encontrase esa tarde en un parque que quedaba cerca de Privet Drive. A la sazón
Harry se encontraba columpiándose a la espera de su hermana. Tenía un fuerte
dolor de cabeza porque estaba bajo la ventana de los Dursley cuando escuchó un
ruido y se levantó en el mismo momento en que su tío abría la ventana y su
cabeza chocó con ésta. Después de discutir con su tío salió en dirección al
parque. Pocos minutos después llegó Sam. Se abrazaron y comenzaron a hablar y a
hacer conjeturas de lo que podría estar pasando. Harry comenzó a preocuparse
por la hora ya que estaba oscureciendo y no le parecía prudente que Sam
regresase tarde a Londres, pero ella lo convenció de que se tranquilizase ya
que lo haría en el autobús noctámbulo y ahí no había peligro. Así que emprendieron
el camino hacia la casa de Harry cuando
este vio que Duddley ya regresaba.
Pero como había estado tan aburrido decidió molestar a
Duddley. Le dieron alcance comenzó a meterse con el por su costumbre de golpear
a chicos más pequeños que él. A Duddley no le hizo gracia que su prima también
estuviera ahí, así que comenzó a decirle a Harry que él no era tan valiente
tampoco porque por las noches lloraba y pedía que no mataran a Cedric y le
pedía a su padre que lo ayudara. Harry le dijo que se callara y como no lo hizo
sacó la varita lleno de ira. Samantha le sujeto el brazo pero de pronto
sintieron que algo le había pasado a la noche. Al principio Harry creyó que
había hecho magia sin querer, pero se dio cuenta que eso era absurdo él no
tenía el poder para apagar las estrellas. Entonces Sam dijo: Dementores. Duddley perdió el control y golpeó a Harry con tanta fuerza que se
le cayó la varita. Sam encendió la suya. Había dos. Le gritaron a Duddley que
mantuviera la boca cerrada y se concentraron con todas sus fuerzas en un
recuerdo feliz. Y gritaron al mismo tiempo.
-
Expecto Patronum
De ambas varitas salieron dos patronus que cargaron
contra los dementores. Corrieron hacia Duddley que estaba tirado en el piso,
cuando se agachaban para ayudarlo sintieron pasos, se volvieron vieron que era
la señora Figg la anciana de los gatos, como se la había descrito Harry a Sam.
Guardaron la varita apresuradamente, pero para su sorpresa la anciana les dijo
que no lo hicieran y empezó a farfullar que iba a matar a un tal Mundungus. Que
Dumbledore se pondría furioso y al final les dijo que era una Squib que había
tenido la tarea de vigilar a Harry. Sam estaba confundida pero Harry lo estaba
mucho más. Al final lograron llegar a la casa y la señora Figg se fue.
A los chicos no les quedo más remedio que tocar para
que sus tíos les abrieran. Harry se negó rotundamente a que Sam se fuera sola
después de lo que había pasado, prefería enfrentar la ira de su tía, ya vería
como se las arreglaría. Y efectivamente tuvieron que enfrentar la ira tanto de
Petunia como de Vernon. Cuando vieron a su hijo en un principio pensaron que lo
habían asaltado pero Duddley dijo que Harry le había hecho aquello. Pero no
hubo tiempo para reclamos enseguida comenzaron a llegar lechuzas comunicándoles
que estaban expulsados, que romperían sus varitas y que debían presentarse a
una vista disciplinaria. Lo primero que pensaron fue en huir. Luego llegó otra
del señor Weasley diciéndoles que no se movieran ni entregaran sus varitas.
Entre tanto les explicaban a unos enfurecidos Dursley lo que había pasado en el
callejón. Llegó otra lechuza del ministerio donde les informaban que no
destruirían sus varitas pero que debían presentarse el 12 de agosto para la
vista disciplinar. Llegó también una de Sirius donde le decía que pasara lo que
pasara no salieran de la casa. A Harry y a Sam les dolía la cabeza. Vernon
después de escuchar toda la historia les dijo que se marcharan. Los chicos se
miraron sin saber qué hacer, todos les habían dicho que no se movieran de la
casa, cuando la última lechuza entro zumbando pero para sorpresa de todos iba
dirigida a Petunia y era un vociferador. Después de esto Petunia dijo que los
chicos tenían que quedarse.
Los habían
dejado quedarse pero estaban encerrados. Les pasaban algo de comida por la
gatera y los dejaban salir al baño un par de veces. Harry sacó unas frazadas y
se acomodó en el suelo para que Sam durmiera en la cama. Pasaron así tres días,
la cuarta noche su tío les dijo que iban a salir y que no debían moverse de la
habitación. Después de eso los chicos fueron rescatados por un grupo de magos
que se presentó en la casa entre ellos el profesor Lupin y el verdadero Ojoloco
Moody.
Viajaron en escoba mucho rato hasta llegar a su
destino. Al llegar les mostraron a los chicos un papel donde que decía que el
cuartel general de la orden del fénix estaba en el número 12 de Grimauld Place,
les dijeron que pensaran en lo que habían leído y enseguida se materializó una
casa ante ellos.
Entraron y los recibió la señora Weasley y les indicó
donde estaban Ron y Hermione. Se encontraron con sus amigos y al poco rato
Harry estaba gritándoles por toda la frustración que sentía, Hermione lloraba y
Ron tenía cara de susto. Aparecieron los gemelos, Fred saludó cariñosamente a
Sam, y luego se presentó Ginny. Cuando Harry se calmó le contaron más o menos
lo que sabían y luego bajaron a cenar. Los chicos saludaron cariñosamente a su
padrino y después de la cena este les explicó lo que estaban haciendo. La
señora Weasley se molestó mucho porque pensaba que no debían saber tanto.
Se enteraron que esa casa pertenecía a la familia de
Sirius y él la había ofrecido como cuartel general de la Orden , pero primero tenían
que hacer una limpieza general ya que estaba atestada de objetos tenebrosos
además de muy sucia. Vivía en la casa un elfo doméstico llamado Kreacher a
quien Sirius no tenía mucha simpatía y lo trataba bastante mal, para
indignación de Hermione. En un salón Sirius les mostró su árbol genealógico y
se dieron cuenta que muchas de las familias estaban emparentadas. Por ejemplo
Sirius era primo de la madre de Malfoy. Cuando salió el tema “Malfoy” los
chicos le contaron a Sirius que Draco le tenía el ojo puesto a Sam. Sirius casi
se atragantó con lo se estaba comiendo y con un súbito ataque de ira le dijo a
Harry que no podía permitir bajo ningún concepto que una rata como esa se
acercara a Sam, así mismo indicó a todos los varones Weasley que debían ayudar
a proteger a Sam. Esto no le hizo ninguna gracia a la chica quien se enfrentó a
su padrino y le gritó que ella era perfectamente capaz de cuidarse sola y no
necesitaba guardaespaldas. A Hermione le hacía mucha gracia todo aquello, pero
ante la respuesta de Sam, Hermione observó que Sirius se quedaba mirando a su ahijada
como si la viera por primera vez, pero pensó que tal vez Sirius no se esperaba una respuesta tan airada de la chica
quien siempre era especialmente cariñosa con él. Otro que se preocupó fue Fred,
preguntándose si Sirius reaccionaría igual con cualquiera que se acercara a Sam
o solo con Malfoy por ser quien era.
Llegó el día de la vista disciplinaria y el señor
Weasley los llevó al Ministerio. Suerte que se fueron temprano porque resultó
que habían cambiado la hora y el lugar de la vista, así que a todo correr
llegaron ante la puerta del lugar donde se llevaría a efecto. Para su gran
alivio vieron que Dumbledore estaría presente también, aquello les dio algo de
confianza. Fudge se mostró especialmente desagradable con los chicos y para su
sorpresa Percy, que ahora trabajaba para Fudge también. Dumbledore trajo como
testigo a la señora Figg, quien dio un testimonio algo vacilante pero que debió
haber servido ya que al final los absolvieron de todos los cargos.
Volvieron a casa y todos se pusieron muy contentos,
menos Sirius, que a medida que se acercaba el momento en que debían partir para
el colegio se ponía más taciturno y
pasaba más tiempo encerrado en su habitación.
Llegaron las lechuzas con las cartas del colegio con
la sorpresa de que Ron y Hermione había sido nombrados prefectos. En un primer
momento Harry se sintió mal pero luego se alegró por su amigo. La señora
Weasley se había enfrentado a un boggart
y no había podido deshacerse de él, veía a todos los miembros de su familia
muertos a Harry y a Sam y así hasta que Lupin entró y se deshizo del boggart.
Un par de días antes de volver a la escuela Sam notó
que su padrino estaba desaparecido de nuevo y se escabulló hasta su habitación
y allí lo encontró. Lo vio sentado en la cama con expresión ausente. Se acercó
y se sentó a su lado le tomó las manos y lo miró con los ojos llenos de lágrimas.
-
Sirius – le dijo –
perdóname, no quise gritarte el otro día, sé que tengo que controlar mi
carácter.
La chica había
interpretado erróneamente la tristeza de Sirius.
-
No, princesa – dijo
el hombre abrazando a la chica – si alguien tiene que controlar su mal carácter
soy yo. Es más discúlpame tú a mí, pero
en mi defensa debo decir que solo me preocupo por ti y quiero lo mejor, para
ambos – agregó, pero no le aclaró que lo
que le pasaba era que quería tenerlos más tiempo cerca.
Así estuvieron un buen rato. Hasta que llegó la hora
de bajar a cenar. Sirius insistió en acompañarlos a la estación. Así que
llegaron a King Cross, se despidieron, subieron al tren y marcharon a Hogwarts.
Ese fue un año de pesadilla. El ministerio designó a
la nueva profesora de DCAO, Dolores Umbridge que resultó un ser repugnante y
perverso. Castigó a Harry y luego Samantha por decir que Voldemort había
vuelto. Las opiniones estaban divididas había personas que creían en Harry y
Dumbledore y personas que creían las mentiras que publicaba El Profeta por orden de Fudge. Para que
sus decisiones tuvieran más peso la nombraron Suma Inquisidora de Hogwarts,
ahora tenía el poder para supervisar y destituir maestros. Los chicos por
iniciativa de Hermione habían formado un grupo de estudio para aprender DCAO porque que la dichosa
profesora no les enseñaba nada. A este grupo lo llamaron Ejército de Dumbledore.
Se reunían en secreto en la sala de los menesteres ya que todo grupo que no
fuera aprobado por la
Umbridge , era ilegal.
Después de un partido de quidditch que Griffindor ganó
a Slytherin, Harry y George se liaron a puñetazos con Malfoy que para variar
estaba insultando a los Weasley, por esta razón Umbridge los suspendió de por
vida del equipo y para estar más segura también a Fred, además les confiscó las
escobas.
Hagrid que no había aparecido al comienzo de clases,
por fin regresó, pero bastante aporreado, los chicos fueron a verlo y les contó
que su misión había sido tratar de convencer a los gigantes de que no se
unieran a Voldemort. Los chicos trataron de advertir a su amigo acerca de la
nueva profesora pero él no les prestó atención. Ese año les mostró a los
thestrals, que eran las criaturas que tiraban de los carruajes del colegio y
que solo aquellos que habían visto la muerte podían ver.
Unos días antes de navidad Harry tuvo un sueño donde se veía a sí mismo
como una serpiente que atacaba al señor Weasley. Despertó con la cicatriz que se
le reventaba del dolor y por supuesto Sam estaba en las mismas condiciones en
su habitación. Afortunadamente la profesora McGonagall les creyó inmediatamente
que no había sido una simple pesadilla y los llevó inmediatamente a ver
Dumbledore. Después de escucharlos el profesor mandó a averiguar el asunto y
pudieron rescatar al señor Weasley aunque muy mal herido. El director mandó a
todos los Weasley y a los Potter a casa de Sirius. Pero antes de partir miró a
Harry por una fracción de segundo y éste sintió deseos de atacarlo. Pasaron el
resto de la noche esperando noticias. Sam intentó consolar a Fred pero al ver
que este estaba furioso porque no le dejaban ir a ver a su padre prefirió
dejarlo y se sentó al lado de Sirius recostando la cabeza en su hombro, casi se
había quedado dormida cuando llegó la señora Weasley y dijo que el señor
Weasley estaba fuera de peligro. Todos se pusieron muy contentos y Sirius les
pidió que se quedaran a pasar la navidad todos allí. Harry y Sam hablaron con
Sirius acerca de lo que había ocurrido con Dumbledore antes de partir y él les
dijo que simplemente estaban cansados y que no se preocuparan. Pero los chicos
estaban preocupados ¿por qué Dumbledore se había estado comportando de manera
tan distante con ellos? ¿Por qué habían sentido esa necesidad de atacarlo? Pero
no tenían respuesta para esas preguntas.
Fueron a visitar al señor Weasley al hospital y allí se encontraron con Lockhart su antiguo
profesor de DCAO, pero también con Neville y su abuela que estaban visitando a
los padres de Neville. Ninguno de los chicos a excepción de Harry y Sam sabían
lo que les había ocurrido y se quedaron muy impresionados.
Las vacaciones de navidad terminaron y ninguno de los
chicos quería regresar al colegio. Lo único que les hacía ilusión eran las
reuniones del ED. Antes de irse Harry y Sam recibieron la desagradable noticia
de que tendrían clases particulares de Oclumancia
con Snape. No sabían que era eso ni querían saber, el solo hecho de que fuera
Snape ya era suficientemente malo. Esa noche Sam subió al cuarto de Sirius,
éste aún se encontraba furioso por la violenta discusión que había tenido con
Snape y hasta lo había amenazado con hacerlo pagar caro si hacía pasar malos
ratos a los chicos con las clases. Sin embargo su expresión se suavizó cuando
vio a la chica. Ella entró corriendo y se lanzó a sus brazos llorando.
-
¿Qué te pasa,
princesa? -preguntó preocupado. Como no
le respondía y seguía llorando, aventuró otra pregunta - ¿Todo esto tiene que
ver con Fred?
La chica se separó rápidamente y lo miró a los ojos.
-
La ¿Cómo sabes…-
empezó
-
Por lo tanto si
tiene que ver con él – dijo en tono sombrío.
-
No, claro que no –
dijo aún sollozando - ¿Por qué tendría que ver con él?
-
Dímelo tú.
-
No, lo que pasa es
que no quiero volver, quiero quedarme aquí contigo – dijo la chica.
Sirius sintió una enorme calidez dentro de su pecho,
pero luego se reprendió a sí mismo, estaba siendo egoísta, los chicos debían
volver al colegio y su deber era asegurarse
de ello.
-
¿Es por las clases
con Snape? – preguntó – porque si es por eso no debes preocuparte, no creo que
se atreva…
-
No es solo por él
–respondió Sam- es que las cosas ya no son como antes, aparte de él está
Umbridge y…bueno prefiero estar aquí contigo que en cualquier otro lugar.
La mente de Sirius trabajaba a toda marcha, tenía que
quitarle aquellas ideas de la cabeza. Pensó que molestándola un poco
resultaría.
-
No lo puedo creer – dijo en tono burlón – la
hija de Lily y James ¿una cobarde?
La chica se apartó de él como si la hubiese quemado.
Lo miró con los ojos arrasados en lágrimas, se dio vuelta y salió corriendo de
la habitación. Sirius se sintió desconcertado y muy incómodo. Algo le decía que
había cometido un terrible error.
Los chicos volvieron a Hogwarts a la mañana siguiente
y Sam apenas se despidió de Sirius. Comenzó
el nuevo trimestre y Umbridge continuó con su
régimen de terror. Las cosas entre Harry y Cho que habían empezado en navidad
se fueron a pique en San Valentín cuando
Harry salió con ella pero quedó en encontrarse con Hermione para una entrevista
con Rita Skeeter que fue publicada en El
Quisquilloso, un periódico no muy confiable del padre de una amiga de los chicos miembro de
ED. Las clases de Oclumancia resultaron ser una pesadilla, no adelantaban nada
y siempre terminaban con dolor de cabeza. Harry y Sam seguían soñando con
pasillos y puertas cerradas. El ED fue traicionado por una amiga de Cho que los delató y Dumbledore para salvar a los
chicos se echó la culpa y a raíz de eso tuvo que abandonar el colegio. Los
gemelos Weasley hicieron una exhibición de fuegos artificiales que mantuvo a la nueva directora
muy ocupada. Los chicos se metieron en
el pensadero para mirar los recuerdos de Snape y eso les valió que él los
echara de su despacho y les dijera que ya no les daría más clases. Los gemelos
encantaron un pasillo para convertirlo en pantano para darles tiempo a Harry y
Sam de hablar con Sirius a través de la chimenea de Umbridge que era la única
que no estaba vigilada, pero los atraparon y antes de ser castigados escaparon
en sus escobas del castillo.
Llegaron los TIMOS y para sorpresa y alegría de los chicos no les fue tan mal. En el
examen práctico de DCAO todos los miembros del ED salieron muy bien, pero Harry
y Sam estaban seguros que obtendrían un Extraordinario, y tuvieron una enorme
satisfacción cuando la Junta
examinadora les pidió, delante de Umbridge, que hicieran el encantamiento patronus, el cual, por supuesto les
salió a la perfección. Todos los examinadores
los aplaudieron y felicitaron, de modo que salieron muy contentos.
Pero en el examen de Historia de la Magia , sucedió lo peor que
les podría haber sucedido. Mientras casi se dormían sobre el pergamino, vieron
que Voldemoort tenía a Sirius en el lugar con el que habían estado soñando y
que resultó ser el departamento de misterios del ministerio. Cuando el
examinador los mandó a la enfermería Harry y Sam corrieron porque necesitaban
transmitirle a la profesora McGonagall (que se encontraba allí por culpa de
Umbridge) lo que habían visto para que alertara a la Orden. Pero la
enfermera les comunicó que esa mañana la profesora había sido trasladada al
hospital. Se sintieron perdidos. Sam y Harry querían salir de inmediato para el
ministerio, pero Hermione les dijo que primero averiguaran. Así que planearon
con sus amigos que distrajeran a Umbridge para ellos tratar de hablar con
Sirius a través de la chimenea y verificar si estaba o no en su casa. Pero
fueron atrapados. Umbridge mandó a llamar a Snape para que le diera Veritaserum
para hacerlos confesar, pero éste le dijo que ya no lo quedaba. Harry intentó
darle el mensaje a Snape de lo que había visto, pero no supo si Snape había
entendido. Para que Umbridge no
castigara a Harry, Hermione fingió que podía darle cierta información
importante e hicieron que la profesora los siguiera al bosque. Mientras tanto
el resto de los chicos quienes habían quedado al cuidado de Malfoy y sus
compinches se las ingeniaron para burlarlos. Sam hizo uso de sus bien
adiestrados poderes para enviar a Malfoy contra una pared mientras Crabbe y
Goyle sangraban profusamente con un caramelo de truco que le habían “quitado” a
Ron y Ginny lanzaba su famoso hechizo Mocomuercielago a Pansy Parkinson. Se
reunieron con los demás en el bosque y decidieron irse en thestrals a Londres.
Entraron al ministerio y después de llegar al lugar
donde se suponía tenían a Sirius se encontraron con que todo era una trampa. Lo
que querían era que Harry tomara una profecía que hablaba de Voldemort y de él.
Harry se sintió responsable por haber llevado a sus amigos y a su hermana a una
muerte segura ya que ellos eran siete y los mortífagos eran muchos más. Pero
decidió que no iba a permitir que los mataran sin pelear así que le transmitió
la idea de cómo salir de allí a su hermana mentalmente y mientras él distraía a
los mortífagos hablando Sam se encargaba de avisar a los demás qué hacer. De
ese modo cuando Harry dio la orden todos lanzaron hechizos a las estanterías
que comenzaron a derrumbarse y ellos aprovecharon para correr. Pelearon con
todas sus fuerzas pero los mortífagos les estaban causando mucho daño, Hermione
estaba herida, Ginny tenía un tobillo fracturado, Ron no sabía exactamente que
le pasaba pero se comportaba extraño, Neville había perdido su varita. Los
únicos aparentemente indemnes eran Harry, Sam y Luna. Llegaron a una habitación
que parecía un foso. Y sintieron que estaban acorralados. Malfoy tenía a Sam
agarrada por el cuello, y cada uno de sus amigos estaba en manos de un mortífago.
-
Dame la profecía
Harry – le decía Malfoy – o a la primera que verás morir será a tu hermana.
-
No se la des Harry
– chillaba Neville a quien Bellatrix tenía sujeto
Pero de pronto sintieron que las puertas comenzaban a
abrirse y empezaron a aparecer miembros de la orden.
-
Quítale las manos
de encima a mi ahijada, imbécil – dijo con furia Sirius, que había aparecido
detrás de Malfoy
Harry aprovechó y agarró a Sam y la apartó del
peligro. Comenzó una batalla encarnizada entre los miembros de la orden y los
mortífagos. Le dio la profecía a Neville y se lanzó a la batalla también, Sam
corrió tras él, Luna había sido alcanzada por un hechizo y estaba paralizada. Sam se encontró
de frente con Bellatrix y se enzarzaron en una lucha pero Bellatrix ganaba
terreno, Sam tenía una mejilla sangrante, Sirius se dio cuenta y corrió en su
ayuda, mientras Sam caí de rodillas, entonces una maldición alcanzó a Sirius quien cayó varios escalones y
Bellatrix gritó alborozada. Sam corrió hacia donde había caído Sirius. En ese
momento todos se dieron cuenta de que Dumbledore había llegado. Sam tenía la
cabeza de Sirius en su regazo y lloraba desconsolada. Bellatrix estaba gritando
que había matado a Sirius Black. Harry sintió que algo se rompía en su interior
y quiso arremeter contra Bellatrix pero Lupin se lo impedía, justo cuando
Bellatrix se escapaba por una puerta Harry se soltó y corrió tras ella. La
alcanzó en el vestíbulo. Cuando al fin le dio alcance apareció Voldemort y
cuando éste iba a matar a Harry apareció Dumbledore, protegió a Harry y se
enfrentó a Voldemort, pero ambos eran demasiado buenos, cuando Voldemort
vio que no avanzaba se apoderó del
cuerpo de Harry. En ese momento llegaron Sam y varios miembros de la Orden con los chicos que
estaban heridos.
Harry sentía un dolor insoportable, se sintió atrapado
en el cuerpo de Voldemort. Sam había caído de rodillas sujetándose la cabeza.
-
Mátame ahora Dumbledore – dijo Voldemort a
través de Harry – Si la muerte no es nada, mata al chico
Samantha como pudo se acercó. Dumbledore trató de
detenerla pero no pudo. Sam llegó arrastrándose hasta donde estaba su hermano y
le sujetó la mano.
-
Que pare este dolor
– pensaba Harry – que nos mate ya. Así volverá a ver a mis padres y a Sirius-
Sam estaba “escuchando” todo esto y aunque cegada por el dolor alcanzó a
transmitirle a Harry algo importante.
-
Tú no eres él
Harry. No te vayas –dijo – no me dejes.
El corazón de Harry se llenó de emoción y entonces el
abrazo con que Voldemort lo tenía prisionero se aflojó, el dolor ceso y Harry se
encontró tumbado boca abajo y con la mano de su hermana agarrada con fuerza,
pero ella había perdido el conocimiento.
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